Somos unos verdaderos científicos de la realidad
¡Aunque no lo creamos, pero somos, casi la mayor parte del tiempo, unos verdaderos científicos en nuestra vida práctica! “La sabiduría consiste en no sólo ver lo que ante ti tienes, sino en prever lo que va a ocurrir”, escribió el Romano Terencio.
Uno de los obstáculos más poderosos que nos impiden ser más eficaces en la solución de problemas que frecuentemente se están presentando en nuestro diario vivir, consiste en que la gran mayoría de las personas, equivocadamente piensa que no son capaces de resolverlos. Si nos diéramos plenamente cuenta, que la gran mayoría de los problemas que se nos han presentado, los hemos resuelto de manera eficaz, nuestra confianza se incrementaría enormemente, y al aumentar, estaríamos más alertas para aprovechar una muy variada gama de factores y de instrumentos que nos ayudarían a resolver un mayor número de problemas y de manera más eficaz.
Para empezar, casi el cien por ciento de las personas contamos con el grado suficiente de inteligencia, que nos permite ponernos a reflexionar con cuidado, sobre los problemas que nos aquejan.
“La sabiduría se adquiere con reflexión,” escribió el Romano Publilio Siro.
La reflexión nos permite analizar bien las cosas, dividir el problema al que nos enfrentamos en tantas partes como sea posible, tal y como lo recomendó el filósofo y matemático francés, René Descartes. La reflexión nos induce a tratar de ver no solo los “efectos” del problema, sino de poder averiguar sus “causas”.
“Dichoso aquel que puede conocer las causas de las cosas”, escribió el inmenso poeta Romano, Virgilio.
Desde niños nos hemos comportado como verdaderos científicos de la realidad. Hemos estado aplicando el método más eficaz de las ciencias: el ensayo y error.
Cuando éramos pequeños, si alguna cuestión no nos salía bien, intentábamos una nueva manera. Desde niños fuimos observando el mundo de nuestra familia y el mundo exterior, y sabíamos cuales eran las diferencias.
A lo largo de nuestra existencia, hemos acumulado información muy valiosa de cómo tratar con las personas, y cuáles son las formas más efectivas para aliviar o resolver nuestros problemas emocionales. Si no fuera así, lo común sería presenciar en las calles, escuelas y fabricas, a un alto porcentaje de los individuos, peleando, llorando, o abatidos por la tristeza. Pero sabemos, que esto no es así, sino que la casi totalidad de las personas presentan su mejor cara aun y cuando se estén enfrentando a problemas psicológicos.
Claro, que nos enfrentamos a una diversidad de problemas para los que no tenemos una solución “a la medida”, ni tampoco contamos con toda la información que nos permitiría solucionar mejor las cosas. Y además, muy frecuentemente distorsionamos la levedad o gravedad de un problema, equivocándonos en una más objetiva valoración de ese problema. Y por desgracia, con frecuencia, no somos conscientes si nuestras capacidades y habilidades son o no suficientes para enfrentar con éxito ese problema.
En la gran mayoría de los casos, con la ayuda del cónyuge, de un amigo e incluso de un extraño, podríamos valorar con mayor precisión la naturaleza y alcance de un problema de nuestra vida real, e incluso, de un problema emocional al que no le vemos la punta ni el final.
Pero la realidad, es que aun faltándonos información y no habiendo valorado correctamente la dimensión de nuestro conflicto, cuando estamos obligados a resolverlo de inmediato, contamos con recursos adicionales, como dice el psiquiatra de fama mundial, Aaron T. Beck. En el proceso de confrontación con el problema, contamos con la información suficiente y con experiencias acumuladas que nos permiten ir corrigiendo nuestros pensamientos y conductas. En cuestión de segundos o de una fracción de segundo, podemos cambiar de actitud, dar giros que no habíamos planeado, etc.
Sí, contamos con la experiencia de casos similares o que pueden aplicarse fórmulas parecidas a las que ya hemos acudido con éxito. De pronto, aparecen en nuestra mente una serie de máximas que siempre nos han dado resultado; de improviso advertimos que lo conveniente es endurecer o flexibilizar nuestra actitud; nos viene a la memoria, cómo algunos de nuestro personajes favoritos se enfrentaron a inmensos problemas, por lo que al ver el nuestro como muy pequeño, nos llenarán de fuerza y confianza.
La verdad es que sí somos unos eficaces científicos de la realidad, y que si tomáramos consciencia de que contamos con muchísimas más recursos de los que pensamos, seríamos mucho más eficaces para resolver nuestros problemas emocionales y los problemas que la vida día a día nos presenta.
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