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PALABRAS DE PODER

Hastío que nos carcome

Jacinto Faya Viesca

Se trata de uno de los sentimientos más poderosos del ser humano

El “tedio” es un sentimiento de fastidio y de aburrimiento. Éste tedio no goza de la espectacularidad de la cólera o de la depresión. Éste aburrimiento y fastidio no lo dirigimos contra ninguna persona; es un sentimiento que va asfixiando nuestra alma y apagando nuestras emociones.

Aparentemente, es un sentimiento débil, pues no goza de la mínima popularidad, pero en realidad, se trata de uno de los sentimientos más poderosos del ser humano: el individuo no encuentra placer en nada y todo el mundo exterior no le basta para despertar su entusiasmo. Precisamente, lo contrario del tedio, hastío o aburrimiento, lo sería el entusiasmo.

El destacado filósofo alemán, Fichte, en sus Discursos de la Nación Alemana, escribió: “Vence siempre y necesariamente el entusiasta a quien no lo es. No es la fuerza de los brazos ni la virtud de las armas las que alcanzan la victoria, sino la fuerza del ánimo”.

Los grandes personajes de la Iliada, como Aquiles, Agamenon, Héctor; o los personajes cumbres de Shakespeare, como Hamlet, Otelo, el Rey Lear, Marco Antonio; o los inmensos personajes de Cervantes, el Quijote y Sancho Panza, experimentaron profundos sentimientos muy variados: la cólera y resentimiento en Aquiles, la cólera en Agamenon; la valentía y nobleza de la amistad en Héctor; el deseo de venganza y la permanente duda en Hamblet; los devastadores celos en Otelo, la inmensa desilusión y tristeza en el Rey Lear, la valentía, nobleza y compasión en el Quijote; y los variables sentimientos en Sancho Panza.

Pero jamás, ninguno de ellos experimento el tedio y el aburrimiento. Los héroes anónimos de cada día, que son las personas comunes como nosotros, parecen tener armas para combatir la cólera o la tristeza, pero esos héroes anónimos, no cuentan con armas para hacerle frente al tedio. Aburrimiento, que nos roba lo mejor de la vida, pues nos hace sentir solos y no poderlo comunicar. Y cómo hacerlo, si es un sentimiento tan barato y sin reconocimiento. Es un sentimiento sin el prestigio del colérico o del desesperado. Al colérico hay que calmarlo, aunque su cólera no tenga mayor impacto. Al desesperado necesitamos darle confianza. ¿Y al aburrido? Con él, aparentemente, nada podemos hacer, pues es muy probable que el que quiera ayudarlo también padezca de ese horrible vacío. Consideramos que el tedio es un sentimiento de las mujeres ricas ociosas, o de los renteros sin oficio. ¡Pero no es así! ¡Se trata de uno de los sentimientos más devastadores hoy en día!

Así como medicamente la hipertensión es el asesino silencioso, igualmente, el aburrimiento es “el devorador” silencioso de la vida, silencioso para los demás, pero para el hastiado, es un estado extremadamente doloroso, que lo devora por dentro, pues sabiendo que tiene tanto a su alrededor: esposa, hijos, trabajo, posiblemente riquezas o grandes éxitos, nada de ello le llena, y no por ambición, sino porque simplemente no lo entretiene. Sabe el hastiado que no pasa por ninguna depresión ni por un estado de tristeza. Simplemente, esta fastidiado y aburrido, y ese estado emocional le roba el arco iris de su vida.

El filosofo y científico francés, Blas Pascal, escribió que el tedio era el problema principal de la humanidad. Los psicólogos nada han dicho sobre éste sentimiento; en cambio, los grandes novelistas han hecho grandes aportaciones que los psicólogos aun no han aprovechado.

¿No será, que en la base de tanto crimen, robos, violencia, más que la codicia o el resentimiento, sea el tedio lo que los empuje a delinquir?

En la cólera, siempre se da contra una persona o cosa; en la tristeza siempre aparece la idea que algo de valor se perdió; en la desesperación, aun se dan fuertes actividades emocionales del desesperado. ¿Y en el tedio? Si observamos detenidamente, el fastidiado y aburrido no tiene a quien dirigir su emoción ni sabe por qué le surgió. Por ello, no nos extrañe que el próximo paso del aburrido consista en tomar las peores decisiones: divorcios, dejar su trabajo, delinquir, entrega al alcohol y las drogas.

El tedio es un trastorno vergonzoso. ¿Será, que por ello, no hablamos del tema? ¿Esa será la causa para que no existan grupos de “aburridos anónimos”?

El tedio es un poco parecido a la envidia, que sabiendo nosotros que se trata de un sentimiento tan degradante e inferior, que jamás decimos que la hemos padecido. Esto impide que el hastiado acuda en ayuda de sus amigos o de un especialista de la salud mental.

Los aburridos cuentan con muchos medios a su alcance para su curación, pero no se dan cuenta de cuáles son. Sus corazones volverían a latir con fuerza; por las arterias de su espíritu de nuevo correrían nilos y amazonas de entusiasmo; si se esforzara en no introspeccionarse, sino solo salir al mundo exterior. Interesarse por lo que considera pequeñas cosas, emprender nuevos proyectos, platicar mucho más con los extraños. Una sola acción de éstas, puede bastarle al aburrido para que el fuego vuelva a incendiar su corazón y prender su espíritu.

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: @palabrasdpoder

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