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PALABRAS DE PODER

Somos responsables de nuestra felicidad

Jacinto Faya Viesca

En muchos sentidos la dicha es una cuestión de aprendizaje

Las personas que pretenden llegar a ser felices adoptan una actitud muy curiosa: creen que la felicidad es algo que de pronto les llegará, como si se tratara de un regalo caído del cielo. Pero jamás piensan que en una buena parte la felicidad dependerá de la actitud que asumamos ante la vida.

Y es que la felicidad no es un regalo que nos caiga del cielo, sino que debemos constantemente estar haciendo algo para obtenerla. No se trata que como muñecos manipulables apretemos diferentes botones para alcanzar la dicha. No, sino que asumamos una serie de conductas que nos permitan obtener resultados distintos a los que nos crean sufrimiento emocional.

¡Claro que en muchos sentidos la dicha es una cuestión de aprendizaje! Pero esto no significa que la felicidad consista en gozar de determinados conocimientos. El aprendizaje a que me refiero es el relativo a aprender las mejores maneras de vivir.

Todos sabemos, que la fuente más importante de nuestras desgracias nos viene del exterior, contrario a muchas corrientes de pensamiento que nos dicen que la felicidad y la desgracia esta dentro de nosotros. La realidad es que los eventos del exterior (pérdidas de seres queridos, frustraciones en el trabajo, accidentes, etc.) constituyen nuestras principales causas de desdicha.

Pero aun siendo lo anterior verdad, es un hecho incuestionable, que en nuestro interior poseemos unas minas inagotables para nuestra felicidad. Por ejemplo, gozamos de una serie de capacidades que no hemos explorado. No nos hemos preguntado que nos gustaría hacer en los próximos años. No hemos explorado una serie de campos de placer: por ejemplo, alguna clase de música nos puede resultar una mina de enorme contento, o podríamos gozar de capacidades para el dibujo, la historia, etc. Pero la realidad, es que no hemos explorado nuestro interior.

En gran parte, los sucesos del exterior nos causan infelicidad o dicha. Pero también, la manera de responder ante las adversas circunstancias externas, depende en gran medida de nosotros. Y esa manera de responder ante “los golpes del destino”, en muchos sentidos es una cuestión de aprendizaje.

No somos “robots” para activar y desactivar programas. En cambio, sí somos personas responsables que en gran parte tenemos el destino en nuestras manos. No en el sentido que “todo” lo bueno dependerá de nosotros, pero que sí en cambio, la actitud que asumamos ante los malos eventos, forma parte esencial de ese destino que sentimos que siempre se nos escapa.

Como seres humanos, los sentimientos que experimentamos a lo largo del día, nos indicarán si ese día fuimos felices o desdichados. En ese sentido, nuestros sentimientos, más que cualquier otra cosa, serán lo más importante para nuestra felicidad o desgracia.

Y aquí nos encontramos con un problema: una serie de sentimientos se originan de una fuente propia, y no hay nadie en el mundo que nos pueda decir cuales fueron todas sus causas y la proporción que jugó cada una de ellas en el resultado final: tal o cual sentimiento.

Y es que en el surgimiento de un sentimiento, como la pesadumbre, la melancolía, la desilusión, la alegría, la satisfacción, intervienen causas muy variadas: tendencias genéticas, nuestra química cerebral en un momento determinado, el sueño reparador o un sueño de pesadillas, etc.

A pesar de que los sentimientos obedecen a muy variadas causas físicas, biológicas, la verdad es que no somos juguetes de nuestros sentimientos. En determinados eventos, se darán inexorablemente determinados sentimientos, pero una diversidad de ellos dependerán en alto grado, en la manera como podamos corregir nuestros pensamientos distorsionados, nuestras exageraciones, nuestras metáforas pesimistas sin sentido, y además, la forma como encaremos todos estos sentimientos.

Nuestra inteligencia y nuestra voluntad nada o muy poco pueden hacer ante una serie de sentimientos: la pérdida de un ser querido, el diagnóstico de una enfermedad grave que nos han descubierto, una frustración seria en el trabajo, y eventos que generarán sentimientos dolorosos. Ante esto, lo mejor es aguantar, soportar, y hacerle a cada evento desdichado su luto en su justa proporción.

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: @palabrasdpoder

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