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PALABRAS DE PODER

EJERCER NUESTROS DONES

JACINTO FAYA VIESCA

Una persona que haya nacido con una gran ‘capacidad de amar’, querrá transmitir su amor

Ya Aristóteles en su Ética a Nicomaco, nos había advertido que una persona está más cerca de la felicidad, en la medida en que realiza sus capacidades naturales.

La palabra "productividad", la usa el sistema económico, para denotar la capacidad de producir un producto o servicio, de la manera más eficiente.

Pero esta palabra (productividad) se puede convertir en nuestras vidas particulares, en un concepto fundamental para medir la manera en que estamos desarrollando nuestras facultades naturales. En este sentido, entenderíamos por "productividad", la realización práctica de nuestras capacidades naturales. Y por falta de "productividad", la ausencia de esta realización.

Cualquier persona, a excepción de las que sufren de un serio daño cerebral, goza de determinadas capacidades que les vienen desde su nacimiento. Su herencia genética las ha dotado con esas facultades, y ya dependerá de cada individuo, que las realice o no. Esas facultades o capacidades "naturales", son de muy variado tipo: música, matemáticas, dibujo, diseño, electrónica, mecánica, ventas, comercio, facilidad para el trato con otras personas, pintura, literatura, ciencias, fotografía, etc.

Se trata, de una lista muy numerosa de esas capacidades. Cuando una persona "se dedica" a realizarlas en su vida diaria, está ejerciendo sus capacidades con las que nació. Eso "se le da", decimos comúnmente, cuando nos referimos al hecho de que una determinada persona nació con una capacidad específica.

Una persona que haya nacido con una gran "capacidad de amar", querrá transmitir su amor de la manera más útil y productiva. Mientras una persona que carezca de esa capacidad, sus relaciones interpersonales le serán más difíciles. En cambio, quien goza de la capacidad de amar, traspasa todas las barreras que los seres humanos construimos para no ser tocados por el amor, dado el miedo que abrigamos a ese sentimiento. Quien nació con la capacidad de amar, llega con una gran facilidad a tocar el corazón de los demás.

Una gran cantidad de personas dedicadas a la enfermería, al servicio social, independientemente de otras capacidades, la realidad, es que en el fondo de su espíritu, "nacieron para amar". A partir de esta capacidad de amar, su creatividad será incesante, y la prueba es la gran cantidad que estas personas desarrollan una verdadera vocación para "servir a los demás". Cuando el hombre le da la espalda a su vocación auténtica, no ejerce su genuino "potencial" de sus capacidades naturales. Este abandono, desvía al hombre de sus gustos genuinos y auténticos.

Al abandonar el hombre su campo especifico de acción natural, fractura su relación con el mundo exterior y con él mismo; pervierte sus finalidades fundamentales, y como escape a una profunda e insensible angustia existencial, se dedica al ejercicio de dominar a otras personas, a sacar ventajas de sus actividades y a tratar de saciar una sed que ningún poder económico, político o social, puede saciar.

Es como si un sediento tratara de apagar su sed con agua salada. La sed normal se calma con agua pura. Si el sediento da un trago de agua salada, su sed física se incrementa. De la misma manera, si la sed existencial se da por abandonar nuestras capacidades naturales, nuestra sed existencial aumentará, pues lo auténtico no lo podemos sustituir por lo artificial.

Por ello, un carpintero o un modesto artesano, serán siempre mucho más felices si su trabajo es la respuesta auténtica a sus capacidades naturales. Este modesto artesano o carpintero, estarán haciendo "lo suyo", y en este sentido, serán mucho más dichosos que aquellos que traicionaron sus gustos naturales y se dedicaron al "dominio" sobre otras personas.

El "domino" debe ser sobre nosotros mismos, y una vez que estemos en el campo del ejercicio de nuestras capacidades reales, el "domino" consistirá en el desarrollo y avance de nuestro trabajo. El hombre normal, tenderá a desarrollar sus capacidades con una conciencia de superación permanente en aquello que "hace". Sin esta conciencia de progreso y evolución, no se dará un contentamiento interior, que probablemente, sea lo más cercano a la felicidad.

Fromm tenía razón cuando escribió: "El dominio (sobre personas) está ligado a la muerte, y la potencia a la vida. El dominio nace de la impotencia y a su vez la acrecienta, pues si un individuo puede forzar a otro a que le sirva, su propia necesidad de ser productivo se va paralizando gradualmente".

jacintofayaviesca@hotmail.com

twitter: @palabrasdpoder

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