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Panza, la gran saboteadora

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Panza, la gran saboteadora

Panza, la gran saboteadora

Dra. Mayela Villarreal Reyes

El rostro más hermoso, el outfit mejor cuidado y el cuerpo más delgado, no son garantía para lucir una imagen perfecta. El gran riesgo que todos enfrentamos sin importar edad ni sexo es acumular una panza, la gran saboteadora del look.

Una figura estética y con armonía se relaciona tradicionalmente con mantener el peso ideal. Sin embargo ni ser delgado, ni pesar lo necesario te protege del almacenamiento de grasa en el abdomen, que además usualmente es la más difícil de eliminar... y la más fácil de conseguir.

“¿DE DÓNDE SALIÓ ESTO?”

Hoy más que nunca tenemos información a la mano acerca de lo importante que es cuidar nuestra alimentación, manteniendo una dieta balanceada y que dé preferencia a las frutas y verduras por encima de las grasas y harinas. Aun así, incontables individuos descuidan sus hábitos al comer, y ello poco a poco les pasa la factura, que generalmente viene con la forma de uno o varios bultos a la altura del vientre. En otras palabras: se forma la terrible y famosa panza.

Cabe decir que en las mujeres comúnmente la tendencia es a engordar más en las caderas, mientras que en los hombres el primer blanco es precisamente el abdomen. A esto se le llama obesidad en forma de pera y de manzana. Pero no te confundas, no hace falta ser obeso para tener pancita. De hecho los obesos engordan ‘parejo’, en cambio quienes no tienen obesidad y sólo empiezan a acumular unos cuantos kilos, la tendencia será siempre a acopiar la grasa en el vientre.

Así como la lonja no es exclusiva de los gordos, tampoco lo es de los adultos. Antes se creía que un ‘motivo’ para desarrollarla era casarse, pues “los casados se descuidan”, afirma la gente. Pero si hiciéramos una encuesta, seguro encontraríamos que la panza no distingue estado civil y tampoco la edad. Más allá de los altos índices de obesidad infantil, basta asomarse a cualquier colegio para ver a numerosos jovencitos con abdomen abultado, aun si son delgados.

Si quieres saber cuáles son las principales causas de que se amontone la grasa en tu vientre, toma nota:

-Malos hábitos alimentarios. Es decir, tener una dieta desbalanceada, abundante en comida chatarra, platillos fritos, harinas y azúcares.

-Vida sedentaria. La falta de actividad física es un detonante para que la grasa se concentre en el abdomen. Y cuando menos lo esperas la ‘lonjita’ se convirtió en una gran panza.

Realmente esos son los dos causantes principales de la mayoría de los casos de gordura abdominal. Es preciso decir que existen otros motivos, aunque antes de culparlos hay que ser honestos al revisar los anteriores. Las otras posibilidades son:

-Predisposición genética.

-Problemas hepáticos.

-Estrés. Al someternos a mucha tensión se genera una hormona llamada cortisol, la cual prepara el cuerpo para situaciones extremas llamadas ‘de lucha’ o ‘de huída’, creando una cadena de sucesos como aumento en los niveles de carbohidratos, que al no ser utilizados se transforman en grasa.

-Problemas hormonales, sobre todo con los estrógenos, que favorecen la acumulación de grasa abdominal y aflojan la musculatura (esto pasa más en la menopausia).

-Colitis (de origen emocional, infeccioso o parasitario).

-Mala postura. La postura encorvada ‘afloja’ la musculatura del vientre.

-Fumar y/o beber alcohol en exceso.

“¡ALÉJATE, PANZA!”

Dado que la panza puede salir por distintos motivos, es importante definir cuál es su origen para saber la manera de combatirla. Si por ejemplo la causa es un problema de salud, por más que te mates de hambre y hagas ejercicio extremo no te desharás de ella. Así, ante la sospecha de cualquier motivo médico, consulta a un especialista para que te realice exámenes hepáticos y un perfil de lípidos, descarte parasitosis intestinal o vea qué otras opciones analizar.

Por otro lado, si esa panza te la has ganado a fuerza de malos hábitos o conductas, sí hay mucho que puedes hacer. Por ejemplo:

1. Haz ejercicio con regularidad. Camina, trota, nada, o explora otras opciones. Y aunque te resulte pesado, integra como parte de la rutina que elijas una serie de abdominales, ya que la flacidez de los músculos proyecta una falsa imagen de abultamiento, que desaparecerá si mejoras el tono de tu musculatura.

2. Realiza un plan de alimentación adecuado, equilibrado. Consume fibra natural para que evites el estreñimiento y la colitis, integra vegetales, reduce al mínimo las grasas y los carbohidratos (azúcares), especialmente en postres, pasteles y dulces. Y dile adiós a la comida chatarra, o déjala para muy limitadas ocasiones. Pide asesoría a un nutriólogo.

3. Toma suficiente agua durante el día, en cantidades moderadas.

4. Trata de llevar una vida relajada. Si es necesario recurre a la meditación o a alguna práctica como el yoga. Está comprobadísimo que el estrés es causante de grasa abdominal en las féminas delgadas. La doctora Elissa Epel, quien dirigió un importante estudio en la Universidad de Yale, asegura que “las mujeres con más grasa en el abdomen también sufren de altas y bajas en su estado de ánimo, y niveles altos de estrés en su vida” por la presencia de la hormona cortisol. Desde luego, esto también aplica en hombres que viven tensos, y recordemos que ya de entrada ellos tienden a almacenar los gramos ‘extras’ en el vientre.

POR IMAGEN Y SALUD

Hay cuerpos privilegiados que en forma natural tienen un abdomen plano, pero son la excepción; la mayoría de la gente necesita hacer un esfuerzo extra para evitar ese feo accesorio llamado panza, y vale la pena.

Es importante que si tienes niños en casa los ayudes a crecer sanos, fomentando en ellos buenos hábitos desde que son pequeños. Evita que se vuelvan sedentarios y fanáticos de la comida chatarra. Enséñalos a pararse y sentarse ‘derechitos’.

Más allá del terrible sabotaje para tu look, tener panza es un peligro para la salud. La grasa abdominal es más riesgosa que la acumulada en cualquier otra zona corporal, pues recubre órganos internos. Piensa que ni siquiera una liposucción te salvaría del daño que acarrea el exceso de grasa a tus órganos, pues en una intervención de ese tipo se extrae sólo la que está arriba de la musculatura.

Lo ideal es entonces que busques para ti una solución multifactorial: fórmate hábitos saludables, balancea tu alimentación, vigila (o baja) tu peso, mantente siempre activo y diseña sistemas para sentirte relajado. Así alejarás a la pancita, y sin duda te verás y sentirás mejor.

Correo-e: dramayela@hotmail.com

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