Hacen paro. Imagen de archivo de la entrada al Centro de Readaptación Social de Torreón.
Alrededor de las diez de la mañana de ayer los custodios del Centro de Reinserción Social (Cereso) de Torreón, iniciaron un paro de labores para exigir a sus autoridades superiores una serie de peticiones, entre éstas mayores medidas de seguridad.
Una vez iniciado el paro laboral el centro penitenciario fue fuertemente resguardado por elementos de las policías del área Operativa y Acreditable de la Procuraduría General de Justicia Estatal, así como por personal del Ejército.
La medida impidió que se realizara la acostumbrada visita familiar de los jueves, lo que provocó molestia entre los asistentes.
Los custodios advirtieron que no levantarían el paro hasta que Gerardo Villarreal Ríos, encargado del despacho de la Secretaría de Seguridad Pública en el Estado, se presentara en el Cereso para dialogar con ellos, lo cual hasta las 22:00 horas de anoche no había sucedido, ya que el funcionario permanecía en sus oficinas en Saltillo.
Entre los puntos más relevantes que contiene el pliego petitorio de los custodios se encuentra el de mayores garantías de seguridad en sus labores; se les permita portar su arma de cargo fuera de labores; incremento de personal; y el traslado de un grupo de reos considerados problemáticos a otros centros penitenciarios del estado o del país.
Dicho paro se da luego que un custodio de nombre Azael Rosales apareciera muerto y con huellas de tortura la noche del pasado miércoles en la colonia Latinoamericano, muy cerca del Cereso.
Dicho custodio fue privado de la libertad por un grupo de sujetos la mañana del miércoles en la ciudad de Francisco I, Madero, donde tenía su domicilio y horas después apareció sin vida en Torreón.
Con éste son ya 12 los empleados del Centro de Reinserción Social local que mueren de manera violenta en este año. Diez de ellos fueron custodios, así como una secretaria y un empleado del área jurídica.
Los custodios anunciaron que continuarán el paro hasta en tanto las autoridades centrales vengan a dialogar con ellos y les ofrezcan una solución a sus demandas. Mientras tanto la vigilancia por parte de las policías estatales y de los militares continuará en el exterior del penal.
