Lastimoso, de pena ajena, seguir viendo casos en el que los aficionados al deporte, e inclusive los mismos deportistas, lancen expresiones racistas al rival. Vergonzoso saber que en pleno 2012 el racismo siga apareciendo en las canchas alrededor del mundo. Cobarde ver cómo una tribuna pretende torturar a una persona por el tono de piel, creencias, clases sociales o nacionalidades.
El racismo se ha vuelto un factor en contra en el ámbito deportivo. Ya los gritos obscenos no son exclusivos de los seudoaficionados, ahora los improperios también se lanzan en las canchas, los propios jugadores se echan insultos de índole racista.
Muchísimos casos de discriminación racial hemos presenciado en los últimos tiempos, haciendo que ambas partes de un encuentro (afición-jugador) pudieran ver el tema de manera lúdica, llegando a usar absurdamente este tipo de expresiones por diversión.
Vimos recientemente en un partido de la Liga MX cómo el delantero colombiano Darío Burbano fue víctima de insultos raciales. La porra de los Pumas de la UNAM profirió insultos y gritos al jugador, simulando el sonido de simio cada que éste tocaba el balón. Sí, esa misma liga que nos anunciaron con tantos cambios, con estadios llenos, con espectáculos inolvidables en cada encuentro y demás cosas, se olvidó del tema del racismo. Tuvieron que pasar 11 jornadas para que el señor Decio de María señalara que se comenzará a trabajar para erradicar este tipo de expresiones, mientras tanto, la afición auriazul se quedó sin castigo alguno.
Los laguneros desafortunadamente también hemos sido partícipes de actos racistas. Nuestro hoy jugador de los Guerreros, Felipe Baloy, al igual que el caso de Burbano, recibió gritos por parte de la afición en 2006, cuando éste jugaba para los Rayados del Monterrey. El antiguo Estadio Corona fue el escenario en el que el panameño percibió sonidos de gorila, gritos de "chango" y "come plátanos". Para ese entonces, el señor Decio de María, que en aquel tiempo era secretario general de la Femexfut, daba declaraciones haciendo alusión a que el racismo no sería de ninguna manera tolerado en el futbol mexicano. El castigo que se aplicó en este caso fue una multa de 272 mil pesos y un aviso de veto. Seis años han pasado, tomando como referencia el caso del "Pipe" Baloy, y parece ser como si las declaraciones del señor Decio hubieran sido en vano.
En Europa el racismo se ha propagado como un virus, donde parece que a los hinchas les interesa más el color de piel que las jugadas que se protagonizan en el encuentro. Jermain Defoe, Aaron Lennon, Andros Townsed, Mario Balotelli, Patrice Evra, Ashley Young, entre otros, han sido blancos de los aficionados del Continente Europeo sólo por el color de piel.
La UEFA se escuda diciéndonos que es un problema muy grande que no se puede erradicar de un día a otro, pero no estamos hablando de un problema que está naciendo en los últimos días.
Basta con buscar ya soluciones viables y no sólo irse a los castigos económicos, si un jugador es el que agrede a otro, la desacreditación como jugador profesional bastaría. En cambio, si la afición es la que expresa abuso hostil y lleno de odio, existe muchísima tecnología a nuestras manos que podría a los clubes identificar fácilmente a los agresores y evitarles el acceso a los estadios.
El racismo deportivo también se ha presentado en una nueva modalidad y es mediante las redes sociales. Sucedió durante los pasados Juegos Olímpicos de Londres, donde la atleta griega Voula Papachristou escribió en su cuenta de Twitter: "¡Con tantos africanos en Grecia, los mosquitos comerán como en casa!". El futbolista suizo Michel Morganella expresó: "He destrozado a todos los coreanos. Váyanse al demonio, pandilla de retrasados", luego de que su selección sufrió una derrota de 2-1 ante Corea del Sur. Ambas declaraciones de los atletas causaron su desacreditación olímpica.
Llena de tristeza saber que en los países que más se muestra el racismo suelen ser los que más suelen jactarse de multiculturales. Tratemos de erradicar este tipo de actitudes que sólo nos hacen ir en retroceso como sociedad, como si aún estuviéramos en esa época en que el color de piel determinaba el trato de las personas.
Por último, les dejo una frase que el equipo de Monterrey lanzó en apoyo a Baloy en aquel 2006: "La única diferencia de color está en el uniforme".
Twitter: @paqotorres