La Vida queda en una promesa, detenida en una muestra de óvulo almacenado. El milagro puede ocurrir, pero ahora por la voluntad de la paciente.
Aunque esta mirada podría reducir la maternidad a un simple depósito de células, también es verdad que existen situaciones, a veces límite, que validan la posición de quienes la asumen.
En ese sentido, se habla de los casos donde se requiera preservar la fertilidad en mujeres a punto de recibir algún tratamiento que afecte los ovarios. Por ejemplo, en lesiones como el cáncer y endometriosis, enfermedad femenina en la cual el tejido que tapiza el interior del útero, donde anida el embrión, crece de forma anormal.
En estos casos, el almacenaje es una salida satisfactoria para las mujeres afectadas. La buena noticia es que los óvulos vitrificados no envejecen. Lo aconsejable, sin embargo, es utilizarlos en un margen no mayor de 15 años después de haberlos depositado.
Hágalo antes de la quimioterapia...
Cuando se trata de mujeres en fase reproductiva, diagnosticadas con cáncer, el doctor José Carlos Rosales, biólogo de la reproducción de Investigaciones Científicas, cree importante que un equipo médico multidisciplinario acuerde con estas la ejecución del procedimiento de vitrificación.
El consenso entre médicos y pacientes resulta necesario porque para aplicar la técnica se requiere postergar la quimioterapia por hasta seis semanas. Y en ese sentido, los involucrados deben precisar, según la gravedad del cáncer, si es prudente el tiempo de espera.
El período de mes y medio se utiliza para estimular la producción de óvulos. Una vez conseguidos, se procede a aspirarlos y con las muestras recogidas se da inicio a la vitrificación. De esta forma, queda descartado cualquier dilema ético.
"Se ha tratado de concientizar a los oncólogos para que propongan la técnica, especialmente a las mujeres con un alto margen de sobrevivencia". Apunta que una mujer con cáncer no aspira solo a sobrevivir sino que, una vez superada la condición, pueda concebir hijos de una manera sana.
Cuando retrasa la maternidad...
Más allá de los casos de mujeres afectadas, también están aquellas que, por razones no médicas, deciden vitrificar, postergando así su maternidad.
A partir de los 35 años, las mujeres comienzan a acelerar la disminución de la cantidad y calidad de sus óvulos. La caída se acentúa luego de los 40 años. Eso es lo que se conoce como el reloj biológico, un hecho natural que también enfrentan los hombres.
Con rigurosidad médica, un bebé femenino posee dos millones de óvulos. En otras palabras, al nacer, las mujeres traen incorporada la carga requerida para la reproducción humana. "Eso es un dogma en todas las especies animales", define el especialista en biología.
Pero, las mujeres deben saber que los óvulos se van perdiendo a lo largo de la vida. Por ejemplo, las niñas, independientemente de la edad, los consumen de forma regular. Así que cuando llegan al desarrollo puberal, se presentan a la vida reproductiva con un total de 400 mil óvulos. Por decirlo de algún modo, ha perdido un millón 600 mil. Pero, eso es lo normal. Siempre es el mismo comportamiento. La causa es desconocida.
Se supone que una mujer con cinco embarazos ha pasado cinco períodos sin ovular. Partiendo de ese principio, lo lógico sería que si estaba destinada a ver su última regla a los 50 años, tendría entonces cinco años adicionales de ovulación; es decir, la última menstruación ocurriría a los 55 años. Pero no es así.
"El embarazo no retrasa la vida reproductiva, de modo que no hay forma de retardar el consumo fisiológico (natural) de óvulos", dice Rosales.
En ese sentido, hay diferencia entre macho y hembra. Los varones siguen produciendo espermatozoides toda su vida, mientras que la mujer produce sus respectivas células solo cuando es feto y, luego, al nacer, no lo hace más. "Ninguna hembra produce células sexuales, salvo cuando es feto. Esto es así desde los anfibios hasta los primates".
Ventajas de la vitrificación
Los óvulos ya no se congelan, se vitrifican. Eso es un adelanto, un perfeccionamiento de la ciencia que diluye incluso el debate ético. En el primer caso, los experimentos se hacían a partir del congelamiento de los embriones, cuando la vida ya estaba andando; en el segundo, ocurre en los óvulos, la célula sexual femenina que permite el milagro de la vida solo al aparearla con la carga masculina, los espermatozoides.
Aunque el frío es determinante para la vida de laboratorio, también es verdad que lo es hasta un límite. Por eso, el congelamiento hasta el estado sólido resulta casi siempre peligroso cuando está involucrada una célula como el óvulo.
Vale destacar que cuando el agua se convierte en hielo provoca un aumento del tamaño de esa masa. Aplicado el principio al óvulo, la consecuencia es que el agrandamiento revienta las membranas de la célula almacenada.
Contrario sucede con la vitrificación, un estado igualmente frío pero que no es completamente líquido ni sólido. En este caso, la sobrevivencia es casi de ciento por ciento.
Tradicionalmente, los óvulos se congelan con crioprotectores, una técnica descubierta en el modo de vida de los peces que viven en mares árticos, en aguas de temperaturas bajo cero, cuya sangre no se solidifica gracias a que posee anticongelantes naturales.
Para la práctica de reproducción humana también existen anticongelantes naturales o crioprotectores, pero en forma sintética, que permiten el almacenaje y preservación de la célula por tiempo indefinido.
Las candidatas al banco...
¿Cuándo puede decir una mujer que es candidata a un banco de óvulos? Lo primero es que haya una indicación de preservación de la fertilidad. Estos son los casos de pacientes con enfermedades. Y segundo, aquellas que siendo profesionales (no necesariamente) no se sienten preparadas para ser madres porque tienen aún aspiraciones académicas o afectivas por alcanzar.
Pero si no llega el hombre esperado, puede recurrirse al banco de semen. Durante dos semanas, la mujer es estimulada ováricamente, con el uso de hormonas. Luego, los óvulos se aspiran vía vaginal y se vitrifican en el laboratorio. También existe un banco de óvulos de donante vitrificados a disposición de las pacientes que no poseen óvulos en sus ovarios.
"Todas las muestras se someten a pruebas de serología y se trabaja con los respectivos períodos de ventana o cuarentenas, a fin de descartar infecciones".
¿Garantías de convertirse en madre? No es infalible. Hay un 50 por ciento. Por eso, se aconseja que las aspirantes se sometan a, por lo menos, dos momentos de vitrificación. Vale recordar que en el laboratorio pueden usarse hasta seis óvulos en cada intento de embarazo.
Debe transcurrir un tiempo determinado para descartar la reaparición del cáncer. Se supone que si luego de cinco años la persona sigue sana, sin vigencia de enfermedad, puede aplicar esta técnica de reproducción. "Nosotros no limitamos la opción de vitrificación".
Evite el tabaquismo
"Una mujer puede proteger sus óvulos si evita el tabaquismo", advierte Rosales. "Las fumadoras aceleran el proceso de destrucción de óvulos y adelantan su reloj biológico".
Pero, en todo caso, ellas deben saber cuánto es su reserva folicular u ovárica. Esta se conoce a través de la medición de la hormona antimülleriana (AMH) en la sangre, que es un predictor de lo que dispone para el resto de su vida.
Por qué ellos sí y ellas no...
El médico dice que comúnmente los varones no son cuestionados si congelan su muestra, pero si se trata de las mujeres, el asunto se eleva a discusión. Uno de los argumentos en contra de ellas, es que al retrasar su decisión de maternidad se potencia el riesgo médico. "Y la respuesta es un sí condicionado", dice el galeno. "Si se trata de una mujer que ha llevado una vida sana, la espera podría ser más extensa que aquellas que han llevado un estilo diferente".
Hay algo más. En la medida en que la mujer envejece van apareciendo enfermedades que comprometen el embarazo. Por eso, la recomendación es no prolongarla más allá de los 40 años. "Porque el otro tema que se discute es qué edad tendrá la mujer que ha postergado su determinación, cuando el hijo tenga 15 años".
Un tema de calidad...
El problema del reloj biológico no es solamente que dispone de menos óvulos sino que además son de menor calidad. Rosales explica que si una mujer vitrifica sus óvulos a los 30 años, pero decide ser madre a los 45, el bebé responderá al óvulo en su condición más joven. Aquí opera el modelo que aplica en la donación, donde la de 45 recibe la muestra de una de 30, aunque en este caso se trate de la misma mujer. La ventaja es que si a los 45 aparecen enfermedades que no existían a los 30, el feto queda excluído de esa información acarreada por la edad.
Las mujeres tienen derecho a decidir cuándo embarazarse, siempre y cuando se manejen dentro de parámetros lógicos. Según la sentencia de Rosales, un organismo envejecido podría convertir el embarazo en riesgoso.
A mayor retardo más vulnerable el escenario donde nace el bebé. "Pero si aplica la lógica encuentra un equilibrio entre el derecho de autodetenerminarse y decidir qué hacer con su sexualidad, y experimentar un embarazo sano en una etapa en la cual la madre pueda brindar los cuidados necesarios a su hijo".