Cuando Andrés Manuel López Obrador creó la Universidad de la Ciudad de México en 2001, la cual fue declarada Autónoma en 2004, advirtió que había una demanda creciente de educación en la capital del país que no era satisfecha por las ya numerosas universidades públicas de la ciudad. Buscó también, sin embargo, crear un "proyecto innovador", como lo planteó en la exposición de motivos de la ley: "un espacio de innovación donde se discutan las cuestiones fundamentales sobre la educación superior en México".
Quizá por eso la UACM se convirtió también en un proyecto político, en un experimento de lo que podría ser la educación universitaria en un régimen realmente progresista que encabezaría López Obrador. Las reglas habrían de ser distintas a las tradicionales. La institución no iba a convertirse en una simple fábrica de graduados para empresas privadas. Su propósito era promover la creación de una nueva generación de universitarios críticos al modelo económico, listos para tomar el gobierno cuando surgiera una sociedad realmente progresista.
La primera medida para lograrlo fue descartar los exámenes de admisión y sustituirlos por un sorteo. La aleatoriedad generaba, supuestamente, una mayor equidad en el ingreso y evitaba la discriminación a estudiantes que no hubiesen tenido la oportunidad de prepararse. También creaba una enorme carga para la universidad, que tenía que actuar como institución remedial para cubrir los huecos de instrucción con que llegaban los alumnos.
Este experimento educativo ha tenido todo el apoyo de los gobiernos perredistas del Distrito Federal. El presupuesto de la institución para este 2012 es de 855 millones de pesos y la institución ha pedido 1,500 millones para 2013. Desde su creación hasta 2011, 5,476 millones de pesos de dinero público fueron erogados por la universidad. Los profesores tienen sueldos de 39,870 pesos mensuales "sin diferencias por preparación o experiencia".
Sin embargo, la rectora Esther Orozco, elegida en 2010, señaló en un desplegado en 2011 que la UACM constituía un verdadero "fraude educativo". El 52 por ciento de los 10,967 estudiantes inscritos, en algunos casos desde 2001, tenían un "coeficiente de desempeño académico" de 2.5 sobre 10. Sólo el 15 por ciento lograba 5.0 o más. Para 2010 había sólo 47 estudiantes graduados. En 2011 el número ascendió a 135, cifra aún diminuta para el número de estudiantes y los años de la institución.
Para la doctora Orozco, "Las familias mandan a sus hijos e hijas a la universidad confiadas en que la institución los va a amparar y a preparar para sobrevivir en este país lleno de peligros y necesitado de esperanzas… Y, les fallamos… Si no tomo decisiones adecuadas pronto me empezarán a endilgar la responsabilidad de este fraude educativo, por seguir aplicando una receta fallida."
"Ser libre y ser 'antineoliberal', de acuerdo con quienes sustentan estas ideas, que seguramente no aplican en la educación de sus hijos e hijas, significa que no existen reglas ni requisitos en la formación de los y las jóvenes, más allá del necesario desarrollo de amor por el conocimiento, aunque no dicen cómo se cultiva ese amor. Cada quien como quiera o como pueda. ¡Vaya receta!"
Ésa es la clave de la huelga que ha paralizado a la UACM desde agosto. No es un pleito sobre lugares en el consejo universitario. Hay dos visiones en conflicto: la que quiere una institución para preparar activistas políticos a costa del erario y la que busca construir una institución académica que prepare a los estudiantes a enfrentar los retos del mundo contemporáneo. Son dos visiones incompatibles.
PETRAEUS AFFAIR
David Petraeus, militar de impecable trayectoria, ha renunciado a la dirección de la CIA por una relación extramarital. El amorío no parece haber puesto en peligro información confidencial. El caso simplemente parece confirmar el peso del puritanismo en la política de Estados Unidos.
Twitter: @sergiosarmient4