El Senado de la República turnó al presidente Felipe Calderón una reforma laboral incompleta.
Con los votos del PRI y el PAN, la Cámara de Senadores aceptó la propuesta de la Cámara de Diputados para que se publiquen y promulguen sólo los artículos que fueron avalados por los dos órganos legislativos.
A pesar de que los artículos 388 Bis y 390 fueron reincorporados a la reforma gracias a los votos de un bloque integrado por el PAN y el PRD, las disposiciones fueron sacadas del proyecto final que se envió al titular del Poder Ejecutivo Federal.
Los artículos 388 Bis y 390 buscaban que los trabajadores tuvieran el derecho de votar sus contratos colectivos y de elegir el sindicato al que quieren pertenecer.
Sin embargo, de haberse incorporado esos cambios al documento final, la reforma hubiera quedado congelada hasta un nuevo año legislativo, ya que ninguno de los dos artículos cuenta con el apoyo de la Cámara de Diputados.
El procedimiento para turnar la reforma desató un debate en el pleno del Senado de la República.
El presidente de la Mesa Directiva, el panista Ernesto Cordero, defendió la decisión al asegurar que cumple con lo establecido en el artículo 72 de la Constitución, en su inciso E, que permite enviar al Ejecutivo los artículos que fueron avalados tanto por la Cámara de Diputados como por la de Senadores.
En contra, el coordinador del PRD, Miguel Barbosa, consideró que la decisión de turnar lo avalado al presidente viola la Constitución ya que -en su interpretación-, la reforma debía regresar a la Cámara de Diputados para que sean ellos los que la turnen.
Ante la inconformidad de Barbosa, Cordero mantuvo su decisión y fue arropado por los legisladores panistas.
El presidente de la Comisión de Justicia, Roberto Gil, consideró que el trámite es correcto.
La senadora panista Laura Rojas aseguró que con este trámite se podrá promulgar toda la reforma laboral a excepción de los artículos 388 Bis y 390, que serán turnados a San Lázaro y podrán discutirse hasta el siguiente año legislativo.
Mientras los senadores discutían la reforma, afuera de la sede de la Cámara alta un grupo de alrededor de 200 manifestantes pertenecientes a varios sindicatos, entre ellos el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), protestó contra los cambios a la Ley Federal del Trabajo.