Ahogado como se encuentra Pemex a causa de onerosas deudas, menor producción petrolera y crecientes compras de gasolina para sostener el abasto nacional, o se convierte en empresa estatal y deja de ser organismo público descentralizado o de plano estalla.
Durante los gobiernos panistas, del año 2000 a la fecha, la extracción de petróleo disminuyó de 3 millones 100 mil barriles a 2 millones 550 mil barriles diarios. Durante el régimen foxista, las ventas del crudo a Estados Unidos fueron descomunales y numerosos mantos se agotaron, entre otros el de Akal, que aportaba 2.1 millones de barriles al día.
En 11 años de panismo fueron extraídos 12.1 mil millones de barriles y las reservas pasaron de 39.9 a 30.6 mil millones de barriles. Un saqueo sin precedentes.
También bajó la producción de gasolinas 5.6% del año pasado al actual y la subutilización de refinerías se deterioró 18% en este 2012, lo cual equivale a 233 mil barriles diarios de combustibles perdidos.
En ese renglón, el sexenio de Felipe Calderón se agotó en historietas sobre la construcción de la refinería de Tula, Hidalgo, la cual se quedó en bardas que limitan al terreno pagado por los hidalguenses con sus impuestos.
Si a ese desastre se agregan las extracciones de gasolina de las tuberías, u ordeñas realizadas por la delincuencia, a un promedio de 60 mil barriles por hora, el cuadro de Petróleos Mexicanos no puede ser más desalentador.
Vistos los resultados operativos, los financieros son peores. En días recientes fue hecha la denuncia de 400 mil millones de pesos que son llevados y traídos de unas cuentas a otras, las cuales son confeccionadas para crear confusión y encubrir corruptelas.
En virtud de lo anterior advierte el consejero externo, Rogelio Gasca Neri, que el estado actual de Pemex es insostenible, un callejón con esquemas contractuales, ineficientes y de bajo éxito económico.
LOS TURBIOS MANEJOS de la primera industria nacional la llevan al desastre. Por ejemplo, el actual director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, embarcó a la paraestatal en un préstamo por mil 600 millones de dólares para adquirir 4.49% de las acciones de la petrolera española, Repsol, empresa abrumada por constantes conflictos.
Suárez Coppel no consultó al Consejo de Administración de Pemex para llevar a cabo esa operación, ni existe constancia autorizada por el presidente Felipe Calderón. Así es manejada esa empresa, en la que individuos corruptos meten ambas manos y nadie los para.
Petróleos Mexicanos paga intereses elevados a los prestamistas encabezados por Credit Agricole de Francia, y si en estos momentos quisiera vender las acciones que posee de Repsol, quizá no recupere ni 60% de la inversión realizada.
El virtual presidente de México, Enrique Peña Nieto, sufrirá más de un dolor de cabeza cuando conozca la realidad de Pemex y seguramente se decidirá por la fórmula que propone Gasca Neri, de convertir en empresa a la paraestatal y seguir los pasos del brasileño Lula da Silva para sacar de la quiebra a Petrobras.
Petróleos Mexicanos continuaría como propiedad de la nación, pero el gobierno otorgaría concesiones para sacar el petróleo, transportarlo y refinarlo. No hay de otra. Ni importa cuanto diga López Obrador, quien en su afán de ser presidente lleva borregos y gallinas al Tribunal Electoral, ofreciéndolos de prueba para demostrar el "fraude electoral".
Y ASÍ COMO numerosos panistas buscan acomodo en el próximo gobierno, Suárez Coppel no es la excepción. Trasciende que se desvive por un acercamiento con Peña Nieto.
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