Particularmente los priistas son muy afectos a las llamadas "push calls" (que traduzco como encuestas promocionales) que lo que buscan no es conocer la opinión de la ciudadanía, sino promocionar a sus gobernantes o candidatos y descalificar a sus opositores. En lo que va del año recibí dos de estas llamadas en la casa: una, hace un par de meses, para posicionar al actual gobernador neoleonés, Rodrigo Medina, y la otra, el viernes 4 de mayo por la noche, para promover al candidato presidencial priista, Enrique Peña Nieto, y denostar a la aspirante panista, Josefina Vázquez Mota.
Normalmente estas encuestas las realizan centros telefónicos ("call centers") no vinculados a las empresas encuestadoras serias, pues más allá de que sus códigos de ética las condenan, éstas las repudian porque se convierten en un obstáculo para el estudio de la opinión pública profesional, porque generan rechazo entre la población.
El diferenciar una encuesta profesional de una promocional no es muy difícil para cualquier persona medianamente observadora, pues rápidamente los telefonistas muestran las huellas de sus patrocinadores. En la del viernes, puedo reconstruir (casi textuales) al menos tres preguntas que no dejan lugar a dudas.
En una primera exponen lo que ellos consideran que es una propuesta de campaña de Peña Nieto respecto al combate a la inseguridad, delineando su anhelo de "tener policías profesionales y bien preparados y de recuperar los espacios públicos" (que por cierto no tienen ninguna diferencia con lo que hoy también anhela el presidente Felipe Calderón) para preguntar inmediatamente después, si considero importante que lo exponga en el debate de hoy domingo 6 de mayo a las 8 de la noche.
En una segunda, piden evaluar la postura de Peña Nieto (tan difundida en sus spots publicitarios) de no confrontarse con los otros candidatos porque eso "divide" a los mexicanos como ya sucedió en 2006, en contra de la de Vázquez Mota de criticar a Peña Nieto. En una tercera, pontifican que "diversos estudios han demostrado que los estados gobernados por un Ejecutivo del mismo partido que el Presidente reciben más apoyo" que en el caso contrario, para preguntar inmediatamente después si lo considero importante.
Es conveniente destacar el carácter bipartidista de Nuevo León, donde en la elección presidencial del año 2006, Andrés Manuel López Obrador apenas logró captar el 16% de los votos; y en la intermedia del 2009, los tres partidos que conforman la coalición Movimiento Progresista, apenas lograron sumar, entre los tres, 3.6% de los votos. En la entidad el PRI y el PAN concentran entre el 80 y el 85% de los votos. Y, por si esto fuera poco, en una encuesta divulgada el jueves 3 de mayo por el periódico El Norte, muestra que en la entidad Peña Nieto y Vázquez Mota obtiene cada uno el 40% de las preferencias electorales.
En la entidad el enemigo a vencer es el PAN y su candidata Vázquez Mota, por ello la encuesta promocional se dirige directamente a ella. Así los tres ejes rectores de la misma son: posicionar las propuestas y actitudes de Peña Nieto; criticar las posturas de Vázquez Mota; y destacar, lo que ellos consideran que es muy importante, que es mejor que el presidente y el gobernador sean de un mismo partido, este argumento hoy lo pueden utilizar en otras 19 entidades, pues hoy gobiernan 20 de las 32 entidades federativas.
Hay tres elementos que los evidencian: normalmente en la introducción no indican con claridad la organización que levanta o patrocina la encuesta; antes de cada pregunta dan a conocer una propuesta o posición de uno (o de dos) de los candidatos con nombre y apellido, en evidente tono positivo o negativo, según sea el caso; y, tres (que no es muy común, pero sí apareció en la encuesta del viernes por la noche) preguntan la preferencia electoral en la primera y la última pregunta, con el objeto de evaluar el impacto de la misma.
Dadas las evidentes limitaciones del candidato tricolor, los priistas se preparan más para el post debate que el candidato para el debate, así que hoy domingo, a partir de las 10 de la noche, junto con las encuestas profesionales (que sí buscan evaluar la actuación de los candidatos en el debate y el impacto del mismo en las preferencias electorales) es de esperar que empiecen las llamadas de estas encuestas promocionales que buscarán controlar los daños o promocionar sus logros, según la actuación de Peña Nieto en el evento.
Este tipo de prácticas son reprobables y lamentables (sin importar quién las utilice), por dos razones principales: primero, fincarse en la simulación y el engaño; y segundo, por los daños colaterales que generan sobre los estudios profesionales y científicos. Éstas, como otras de las prácticas deleznables que hoy se utilizan en los procesos electorales para manipular la voluntad popular, no son de uso exclusivo de los priistas pero, al menos en este caso, sí son los que más las utilizan o los que dejan más huellas.
En las siguientes semanas y días aparecerán en todo su esplendor, ésta y otras, y vale la pena estar alertas para tratar de minimizar sus efectos. El único antídoto efectivo es la información.