Qué maravillosa es la política mexicana.
En menos de una semana cambió de tajo el panorama post electoral.
De la incertidumbre y las amenazas de grandes protestas pasamos a la validación de la elección presidencial por parte del Trife, a la declaración oficial del presidente electo y a la designación de un numeroso y singular equipo de transición.
Por si fuera poco en estos escasos días se instalaron las cámaras de Diputados y de Senadores y todavía quedó tiempo para que el presidente Felipe Calderón pronunciara su sexto y último informe a la vieja usanza, aunque fuera del aguerrido recinto de San Lázaro.
A estas alturas pocos se acuerdan de las irregularidades detectadas en las elecciones presidenciales como las credenciales de Monex y Soriana, los excesivos gastos de la campaña presidencial del PRI y menos de las encuestas "copeteadas" que según el Movimiento Progresista de Andrés Manuel López Obrador fueron parte del plan para la compra de cinco millones de votos y ganar la elección.
Para el Tribunal Federal Electoral dichas evidencias fueron vagas e imprecisas y por lo mismo no fueron motivo suficiente para coyansiderar la anulación o la invalidación de los comicios del pasado primero de julio.
Efectivamente la ley exige una serie de requisitos y pruebas para llegar a la cancelación de un proceso electoral. De hecho no lo contempla en el caso de la compra de votos toda vez que comprobar esta irregularidad resulta harto difícil.
Lo extraño es que el Trife no hizo recomendaciones sobre las leyes electorales. Su función no es legislar sino hacer cumplir la ley, pero como máximo órgano electoral le correspondía emitir algunas propuestas para evitar tanto cochinero en las futuras campañas.
Por el contrario el Trife deja la puerta abierta para que se repitan las marrullerías, vicios y ardides electorales siempre y cuando no queden huellas abundantes ni fáciles de contabilizar.
En los países democráticos avanzados bastaría que se descubriera cualquiera anomalía de las que vimos en nuestro país para que se desatara un enorme escándalo con graves consecuencias políticas.
Hemos visto además que de nada ha servido en México la creación de más leyes, reglamentos, institutos, tribunales y fiscalías mientras los partidos y sus satélites no se decidan a enterrar la cultura del fraude y la manipulación electoral.
El problema, pues, no son las leyes y tribunales que han costado millonadas sino los políticos que no están dispuestos a abandonar las viejas y desaseadas prácticas.
Efectivamente Enrique Peña Nieto obtuvo 19.2 millones de votos y superó por tres millones a su principal competidor, pero ¿cuántos de esos votos son auténticos y cuántos manipulados?
EQUIPO HETEROGÉNEO
En el equipo de transición del presidente electo Peña Nieto hubo finalmente sorpresas y designaciones controvertidas… Entra con fuerza una nueva horneada de priistas de abolengo como Enrique de la Madrid, hijo del expresidente Miguel de la Madrid; Claudia Ruiz Massieu Salinas, sobrina del expresidente Carlos Salinas e hija del asesinado José Francisco Ruiz Massieu; y Emilio Lozoya Austin, cuyo padre del mismo nombre fue alto funcionario en el sexenio salinista… La polémica mayor se dio con la llegada de la experredista Rosario Robles como vicecoordinara de política social, quien dejó una larga lista de agravios en su partido hace algunos años… Vale señalar que brillan por su ausencia figuras de relevancia nacional, quizá Peña Nieto haya decidido guardarlas para su gabinete que entrará en funciones el próximo 1º de diciembre...
Se cumplen tres semanas del ataque armado contra un vehículo diplomático por parte de policías federales y todavía no se difunde una explicación clara y convincente por parte de las autoridades federales sobre lo que realmente ocurrió en la zona de Tres Marías, allá en el Estado de Morelos, y quienes fueron los responsables de tan deplorable suceso.
Envía tus comentarios a jhealy1957@gmail.com