Don Nazario S. Ortiz Garza e Higinio Dávila, presidentes municipales de Saltillo, Coahuila, en 1929-1930.
Los datos y textos de este artículo, se tomaron del libro: “Saltillo, Gobierno Municipal, 1900-2005”, de la autoría del escritor y periodista saltillense, Roberto Orozco Melo, relacionados con los presidentes municipales de Saltillo, don Nazario S. Ortiz Garza, José Pérez Treviño e Higinio Dávila, como sigue:
“La confusión y la rebeldía imperaban en el país cuando estaba a punto de concluir el tercer decenio del Siglo XX. Coahuila padecía una crisis de identidad ante la ausencia definitiva de sus dos prohombres: Francisco I. Madero y Venustiano Carranza. Era un sentimiento que no embonaba en la aparente tranquilidad de la comunidad coahuilense, una desazón agrabada con las noticias venidas de la capital mexicana sobre el distanciamiento entre los altos funcionarios e intereses del Estado mexicano y las jerarquías e intereses del clero católico. La gente resentía en la boca del estómago esa inquietud mordiente que suele anticipar los graves acontecimientos por venir”.
“Pérez Treviño reconocía en Nazario S. Ortiz Garza a un gran conversador que sabía plantear opiniones atinadas sobre situaciones difíciles con una admirable visión política, y ésas no eran cualidades comunes y corrientes- Ortiz Garza, entonces cuarentón, se vio alentado en su interés por iniciar una carrera política en el Municipio de Torreón, visto que estaba muy bien relacionado en la floreciente ciudad lagunera. Eso agilizó su inclusión en la planilla de Ediles como regidor y luego pasó a ser presidente municipal sustituto en dos ocasiones. Ortiz Garza libró airosamente la prueba, y como Saltillo requería un político con las aptitudes de don Nazario, Pérez Treviño lo promovió en 1928 para alcalde de la capital del Estado, aunque lo fue por apenas cinco meses ya que estaba siendo preparado para ocupar el cargo de gobernador de Coahuila”.
“Fue así como en 1929 este singular político presidió la nueva administración de Saltillo. Lo hizo tan bien como lo había hecho anteriormente en Torreón durante dos periodos sucesivos: 1923 y 1926; Pérez Treviño lo presentaría después con Plutarco Elías Calles -el poder tras la presidencia de la República- como la mejor carta para gobernar el difícil Estado de Coahuila”.
“Como presidente municipal de Saltillo, Ortiz Garza tomó medidas drásticas en torno a la seguridad pública al fusionar la comisaría de Policía y la alcaldía de la cárcel municipal con la inspección general de Policía, para integrar un departamento denominado “Demarcación Central de Policía”.
“Don Nazario ofreció toda clase de facilidad a los empresarios de la región para fomentar el desarrollo industrial en la ciudad y puso en marcha una campaña pro hermoseamiento en industrialización, para lo que, entre otras cosas, compró varios semáforos que instaló en las principales calles citadinas; se arregló la plaza San Francisco con varios arbortantes, donados por la compañía fundidora de fierro y acero de Monterrey...”.
“...Ortiz Garza dejó su cargo el 25 de mayo de 1929 para lanzar su candidatura a la gubernatura del Estado. Lo suplió el primer regidor José Pérez Treviño, quien duró en el cargo casi un año; a partir del 22 de abril de 1930 el primer regidor Higinio Dávila, ocupó el puesto del alcalde que desempeñó hasta el 31 de diciembre de ese año”.
“Don Nazario tomó posesión como gobernador del Estado el 1o. de diciembre de 1929...”.
