Opinión. Norberto Rivera durante una misa en la Catedral Metropolitana.
El cardenal Norberto Rivera se pronunció en la Catedral Metropolitana por un desarrollo económico que incluya la dimensión cultural, trascendente y religiosa, de lo contrario advirtió que el desarrollo sería incompleto.
"Un desarrollo solamente económico no es capaz de liberar al hombre, al contrario, lo esclaviza todavía más. Un desarrollo que no abarque la dimensión cultural, trascendente y religiosa del hombre y de la sociedad contribuiría aún menos a la verdadera liberación", expuso.
"El ser humano es totalmente libre sólo cuando es él mismo, en la plenitud de sus derechos y deberes, y lo mismo cabe decir de toda la sociedad", remarcó en su homilía durante una misa dominical.
El arzobispo primado de México señaló que el proceso de desarrollo y de liberación se concreta en el ejercicio de la solidaridad, es decir, del amor y el servicio al prójimo, particularmente a los más pobres.
De acuerdo con el prelado, la aspiración a la liberación de toda forma de esclavitud, relativa al hombre y a la sociedad, es algo noble y válido; a esto mira propiamente el desarrollo y la liberación, dada la íntima conexión existente entre estas dos realidades, agregó. En este contexto, el cardenal Rivera Carrera admitió que es necesario el testimonio de las palabras, pero no es suficiente.
"Es laudable que los mismos padres de familia enseñen a sus hijos el catecismo que los prepara para su primera confesión y comunión, pero esto de poco sirve si no les enseñan con el ejemplo a confesarse y a comulgar", advirtió a los fieles.
Rivera aseveró que es necesario que "nosotros los pastores, los catequistas y todos los agentes de pastoral continuemos predicando, pero no basta, es necesario el testimonio de las obras".
Complace a Benedicto
Beatificación de monja
El Papa Benedicto XVI saludó de manera especial la beatificación de María Inés Teresa del Santísimo Sacramento, la religiosa que fue elevada al honor de los altares la víspera en la Ciudad de México.
Tras bendecir a varios miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro del Vaticano con motivo de la oración mariana del Regina Coelli (Reina del Cielo), se refirió a la ceremonia que tuvo lugar en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.
"Estoy complacido de recordar que ayer, en México, fue proclamada beata la madre María Inés, fundadora de las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento", dijo el Pontífice en italiano.
"Damos gracias a Dios por esta ejemplar hija de la tierra mexicana, que hace poco tuve la alegría de visitar y que llevo siempre en el corazón", apuntó ante fieles católicos.
La ceremonia de beatificación fue encabezada por el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano, el cardenal Angelo Amato, quien estuvo acompañado por el nuncio apostólico Christophe Pierre y por el cardenal mexicano, Norberto Rivera Carrera.
Nacida en Ixtlán del Río (Nayarit) el 7 de julio de 1904, Manuela de Jesús Arias Espinoza (nombre original de la futura beata) ingresó en 1929 a un convento de hermanas Clarisas que se encontraba en Estados Unidos a causa de la persecución anticatólica que estaba en su apogeo en México.