Además de recolectar todo el petróleo crudo que fue derramado de manera intencional sobre el río Coatzacoalcos, al sur de Veracruz, la organización ecologista Greenpeace México exigió a las autoridades federales realizar muestreos en agua y suelos, para evaluar el grado de contaminación.
La coordinadora de la campaña de energía y cambio climático de dicha organización ambientalista, Beatriz Olivera, aseguró que sólo con estudios de agua, suelo y de impactos al medio ambiente será posible determinar el grado de contaminación a lo largo de 12 kilómetros del río.
A través de un comunicado de prensa, lamentó que a tres semanas de ocurrido el vertido cerca del centro de válvulas de Pemex, diversas dependencias federales se hayan apresurado a asegurar que está limpio casi en su totalidad el crudo derramado en suelos y en el río.
"Pemex debe realizar estudios de caracterización, es decir: muestreos en agua y suelos, para evaluar el grado de contaminación del río Coatzacoalcos, ya que los impactos ambientales en este afluente por el derrame del pasado 31 de diciembre, podrían tardar años en desaparecer", demandó.
El 31 de diciembre personas desconocidas ingresaron a las instalaciones de Pemex conocidas como "El Polvorín", rompieron una barda, perforaron el oleoducto de 30 pulgadas Nuevo Teapa-Poza Rica y pusieron una manguera directa para esparcir el crudo en el río.
Una semana después, con el paso del frente frío número 23, el crudo llegó a todo lo largo del río y afectó doce kilómetros, cientos de especies marinas y algunas aves, así como el sustento de dos mil pescadores.
Al respecto, la activista dijo que los muestreos de hidrocarburos en agua y suelos (caracterización), permiten conocer si se han rebasado los límites máximos permitidos de hidrocarburos.
Posteriormente, prosiguió, se debe realizar el proceso de remediación o restauración del sitio, para asegurar la calidad de vida de la biodiversidad en el ecosistema.
Recordó que los impactos de un derrame de crudo tienen un efecto que puede durar décadas y puso como ejemplo el derrame del Prestige, en España en 2002, y la tragedia del Exxon Valdez que demostró que los peces y mejillones que se distribuían cerca de donde ocurrió el derrame todavía estaban expuestos a hidrocarburos residuales en el ambiente.
Lamentó que las emergencias ambientales relacionadas con Pemex continúan repitiéndose, creciendo en magnitud, aumentando su frecuencia y afectando al medio ambiente y a las personas.
