¿ Por qué "piénsale, piénsale"? ¡Y no una, sino dos veces! Es que nuestro aquí y ahora (conjunto de factores en los que se desarrolla nuestra vida) no es fácil de comprenderlo, es complejo. Además el postmodernismo que se sitúa en esta época de cambios ha creado el pensamiento débil que quiere dejar a su más mínima expresión la capacidad que nos distingue de los animales. Hay también los engaños que, aprovechándose de sofismas o argumentos manipulados, quieren confundirnos y hacer que aceptemos mentiras como verdades, a fuerza de repetirlas, ponerlas de moda o mezclarlas con verdades (las medias verdades son peores que las mentiras). Pero, positivamente, porque la verdad...
...es la única que puede darle al hombre la satisfacción plena. Estamos hechos para la verdad y la mentira nos deshumaniza, la ignorancia nos esclaviza y el engaño nos manipula. En un afán por poner a trabajar las neuronas y encontrar la verdad y con ella la libertad y el desarrollo del hombre es que ha sido creada esta columna. No para ser una verdad más (subjetivismo), o para erigirse como la única verdad (dogmatismo), sino para ser juntos los buscadores de la Verdad que por otro lado brilla por sí misma. No necesita defenderse sino descubrirse y seguirse.
Y no se trata sólo de cuestiones teóricas. Las consecuencias del pensamiento se traducen en situaciones personales y sociales que se concretizan en la realidad. El pensamiento construye la realidad y si es herrado, se reflejará en la realidad (cultura, leyes, actitudes, etc.) o si es de una manera y no de otra la realidad será su reflejo. La historia del arte no es sino la sucesión de diversas concepciones de pensamientos concretizados en el tiempo.
Pero hay una razón más. El postmodernismo ha desarrollado la idea de que el mundo no puede ser cambiado. Que la violencia, las desgracias, la oscuridad, la corrupción, la injusticia no pueden ser vencidas. Que no podemos sino resignarnos, tal vez aprovechar cada momento sin esperar un cambio de la realidad. Que estamos a merced de grandes poderes y que nuestra actuación y rebelión serían inútiles.
Pero nuestra actitud prioritaria debe ser llena de esperanza. Después de entender bien la realidad con análisis profundos, pensados. Aunque se trate de situaciones habituales, estructurales, que tienen distintas manifestaciones y en las que participan diversos agentes y en las que podamos descubrir causas profundas, podemos proponer planes concretos y solidarios que tengan la prospectiva como método; ver el futuro como una realidad a construir en base al ideal que se busca. Creemos que el mal se puede vencer. Que si la situación es complicada y no se puede hacer nada individualmente, comprender que puedo asociarme con los que tienen esos mismos ideales de un México mejor. ¿Quiénes somos? "Somos un pueblo de tradiciones con profundas raíces cristianas, amante de la paz, solidario, que sabe encontrar en medio de las situaciones difíciles razones para la esperanza y la alegría y lo expresa en su gusto por la fiesta, por la convivencia y en el gran valor que da a la vida familiar" (CEM, Que en Cristo nuestra paz, México tenga digna, núm. 8).
La cultura postmoderna tan compleja y desafiante ha traído nuevos comportamientos en la vida familiar, social, de pareja, de los medios, de los valore, de la religión. Un ethos dentro del cual estamos obligados a vivir y llevar adelante la inculturación de nuestras creencias más profundas para que repercutan profundamente y sanen las situaciones que deshumanizan.
Es necesario conocer y comprende el mundo en que vivimos, sus esperanzas, sus aspiraciones y el sesgo dramático que con frecuencia le caracteriza. Queremos adentrarnos en el análisis de la realidad de nuestra región lagunera, especialmente la de Durango. Mirar la realidad con más humildad, sabiendo que esta realidad es más grande y compleja que las simplificaciones con que solíamos verla en un pasado no demasiado lejano y que, en muchos casos, introdujeron conflictos en la sociedad, dejando heridas que aún no logra cicatrizar.
Esta búsqueda de una visón lo más precisa y profunda posible parte de la naturaleza misma de que Dios interviene y seguirá interviniendo en la historia y por medio de la historia, con los hombres y por medio de los hombres. Haciendo de la historia algo con sentido, con rumbo, con esperanza, hacia una culminación que incluso trasciende la historia. Totalmente contrario a lo que el mundo postmoderno proclama: que la historia ha terminado y que estamos en el fin de los meta-relatos. Pero nosotros reinterpretamos el pasado y nos lanzamos al futuro, dándole a ese pasado un nuevo significado y llenándolo de un sentido que promete romper las limitaciones de la historia. Esta es la verdadera prospectiva: construir un futuro que miramos desde lejos, que esperamos y hacemos los pasos necesarios para su realización. La plenitud que esperamos ya está en semilla. Estamos embarazados de ese nuevo México y de esa vida abundante. No es algo que no esté ya. Sólo esperamos su desarrollo y lo hacemos crecer, lo cuidamos, lo fortalecemos, como hace una mujer con el hijo en sus entrañas. Con la fuerza del amor; no sólo del que damos, sino del que hemos sido objeto. De esa predilección amorosa de la que tenemos como país y como individuos. No hay duda que somos privilegiados, tenemos que descubrir en ese análisis no sólo los números y datos (que son importantes) sino la intervención constante de Dios en esa realidad; en esa historia que no sólo es complicada (para intentar comprenderla) sino misteriosa (para contemplarla y escrutarla) porque en ella se expresa-esconde y esconde-expresa la realidad más profunda de esa presencia de la Vida y del Amor.
Tenemos que descubrir, discernir, la acción de Dios que continúa salvando, congregando, venciendo la injusticia, la violencia, la muerte. No podemos sino contemplar esta acción salvadora y ponernos al servicio de ella. Al pensar y pensar la realidad, lo hacemos para percibir este paso.
