Se ha hablado mucho de la larga lista de crímenes de la clase política. El problema no son ellos sino nosotros que continuamos dejándonos. ¿Qué tipo de ciudadanos somos los mexicanos? Hace cerca de 40 años, Robert Scots afirmó que la mayoría de los mexicanos se relacionaban con la política a manera de súbditos, debido a su bajo desempeño político, el cual se manifestaba en una escasa información sobre la política...
...bajos niveles de participación y de asociación políticas, alejamiento de los asuntos públicos, sentido de incompetencia para influir en el Gobierno, en fin, desconfianza en las autoridades gubernamentales.
La lectura comparada de la encuesta financiada por el IFE levantada en 1999, y la de la Secretaría de Gobernación de 2001, permite afirmar que la cultura política predominante [o ideal] es de tipo súbdito pero en transición. Ya que si bien es posible identificar esbozos de orientaciones propiamente ciudadanas hacia la política, esto solamente corresponde a una posición minoritaria de la población mexicana, la mayoría sigue relacionándose a partir de la desconfianza en las instituciones, con desapego respecto de las normas legales, y aunque tiene mayor acceso a la información, sigue manifestando desinterés en la política.
El mexicano de hoy es más activo, más consciente de sus derechos, celoso de la defensa de los mismos, se concibe más competente para influir en las decisiones públicas y entiende los beneficios de la colaboración con los demás. Sin embargo este perfil se separa del ciudadano común básicamente porque no asume las responsabilidades de su mayor activación política, el ciudadano no es solamente un sujeto participativo y crítico que despliega su libertad de expresión, sino alguien que conoce sus derechos y asume sus obligaciones, que van desde ceñirse a los dictados de la ley hasta pagar impuestos.
Una de las primeras variables para aprender la cultura política predominante o ideal consiste en la información que los ciudadanos tienen sobre la esfera política, qué tanto se informan los ciudadanos y cuáles son sus fuentes de información política.
El interés por la política suele alentar la búsqueda de información, pero la buena información alimenta el interés por la política.
De acuerdo con la encuesta del IFE, a la mayoría de la población la política le interesa poco, es decir, 48 por ciento dice que le interesa poco y 27 que no le interesa nada.
La encuesta de la SEGOB ahonda en algunas explicaciones tentativas de este desinterés, ya que 33 por ciento de los ciudadanos asocian el término política con corrupción y otras connotaciones negativas, y 55 por ciento de los encuestados considera que la política es extremadamente compleja. Esto parece generar un círculo vicioso en un sector importante de la población, sea por aversión o por incomprensión priva el desinterés y por lo tanto no existen incentivos para informarse al respecto.
¿A qué obedece este alejamiento de la política? En primer término a que no se la concibe como un instrumento eficiente para la resolución de los problemas. Uno de cada tres mexicanos piensa que la política impide una mejoría en los niveles de vida de la población. Para aquellos que señalan no comprenderla, es explicable que no se sientan partícipes de la misma y además extiendan a la clase política la factura de las dificultades por las que atraviesa el país. En síntesis, el grueso de los mexicanos no está involucrado con los asuntos políticos, tiene poco interés y escaso sentido de la obligación a involucrarse en la vida de la colectividad, y prácticamente no participa en asociaciones civiles.
A esta combinación de rasgos se les suman las características de alejamiento, de cinismo frente a la política, desconfianza frente a las instituciones y escasa disposición a asumirse como sujeto políticamente responsable.
Tenemos el deber inmediato de actuar a favor de un orden justo en la sociedad. Como ciudadanos del Estado, estamos llamados a participar en primera persona en la vida pública. Por tanto, no podemos eximirnos de la multiforme y variada acción económica, social, legislativa, administrativa y cultural, destinada a promover orgánica e institucionalmente el bien común. Nuestra misión como ciudadanos es, por tanto, configurar rectamente la vida social (Cf. Benedicto XVI, Carta enc. Deus caritas est, n. 29). La misión no es fácil y no podemos dejar ninguna fuerza sin usar ni eximirnos de esta responsabilidad.
Los partidos políticos deberían favorecer una amplia participación y el acceso de todos a las responsabilidades públicas. e interpretar las aspiraciones de la sociedad civil orientándolas al bien común, ofreciendo a los ciudadanos la posibilidad efectiva de concurrir a la formación de las opciones políticas (Cf. Consejo Pontificio de Justicia y Paz, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, n. 413). Al no hacerlo están fallando en algo esencial de su misión y debemos exigir que sean corregidas las desviaciones.
Tenemos la obligación de participar en la búsqueda del modelo político más adecuado en la organización y en la vida política de nuestra comunidad apoyando este empeño en un proyecto de sociedad coherente a nuestra concepción del ser humano con conocimiento de los problemas de la comunidad política, de los datos de hecho y de las varias propuestas de solución.
PREGUNTAS PARA PENSAR Y COMENTAR:
¿Por qué consideras que los mexicanos somos indiferentes o apáticos frente a la política?
¿Los medio de comunicación motivan o desmotivan a los ciudadanos a participar en la política? ¿Qué cosas pueden ayudar para tener una buena información sobre la política?
¿Consideras que el exceso de información desinforma?
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