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PIÉNSALE, PIÉNSALE

"La fe nos hará campeones"

Pasión futbolera. 'El futbol se ha convertido en toda una religión: sus ritos y ceremonias, sus milagros, sus demonios, sus fanáticos...'.

Pasión futbolera. 'El futbol se ha convertido en toda una religión: sus ritos y ceremonias, sus milagros, sus demonios, sus fanáticos...'.

ARTURO MACÍAS PEDROZA

El futbol se ha convertido casi en una religión: sus ritos y ceremonias (hay que ver todo lo que rodea un juego de futbol, tanto en el estado como en el hogar), sus profetas y teólogos comentaristas que hacen todo un tratado de un solo tema), sus santos (aquí incluso se llaman así), sus milagros (y vaya que fue milagroso ese final cardiaco contra "Los Tígeres"), sus demonios (árbitros)...

...sus dogmas y mandamientos (reglamentos, "obligaciones"), sus fanáticos ("campeón o muerte", "cueste lo que cueste voy al partido", "fiel aunque sean malos"), sus sacrificios y ofrendas, sus hábitos, signos y vestimentas… Necesitamos tener fe y la ponemos en un equipo que motiva y unifica a toda una región. Que hace soñar y hace que en un estadio gente desconocida se funde en un abrazo sincero y alegre; que personas de todas las edades se alegren y motiven con un objetivo común. Independientemente del resultado de esta noche en el Estado, esos "santos" ya han hecho el milagro de inspirar a toda una comarca.

La frase motivadora que se ha promovido para estas finales: "la fe nos hará campeones", puede entenderse como una creencia o convicción en que se ganará el partido, pero también puede entenderse la "FE" como aquella fuerza que puede impulsar al hombre a transformarse en algo mejor, a crecer en perfección, a evolucionar, a ser una persona de excelencia. CAMPEONES. No es una fe vaga e imprecisa, sino la convicción de haber captado la experiencia personal de un amigo que nos llama a la comunión más íntima y a participar desde ahora y por toda la eternidad de su fuerza, más poderosa que el mal y la muerte.

Por desgracia muchos han perdido esta fe. El mundo quiere hacernos creer que no tiene sentido seguir luchando. Al habernos cerrado a la trascendencia, a la fe, a Dios, hemos perdido esa gran fuerza transformadora del hombre. Una gran tristeza invade al hombre pues le falta esa fuerza y esa relación con lo divino y se siente caído, dominado, muerto ante los embates del poder político, del poder de los medios, del poder de los monopolios, del poder de la corrupción, del poder de la delincuencia y de otros poderes de muerte, más concretizados alrededor nuestro o incluso en nuestro mismo interior (situación personal, enfermedad, vicio, soledad), que nos hacen sentirnos dentro de un sepulcro. El hombre dejó a Dios pero sigue necesitándolo y estos acontecimientos de la competencia por un campeonato nacional de primera división, nos recuerdan que es necesario abrirnos a esa fuerza superior que inspire y anime. Que reviva. Saber que "SI SE PUEDE".

El "progreso" del que se habla actualmente es muy cuestionable. Es mas bien un deterioro de la cultura occidental pues al haber sacado al Trascendente hemos perdido la vinculación esencial con mi "yo" y nos hemos dividido, fragmentado en varias esferas de nuestra vida, sin vinculación de unas con otras. La muerte es la "desintegración" de los diversos elementos de un ser vivo y es precisamente lo que ha pasado con esta fragmentación. Pero la vida es una sola y es el momento de una verdadera resurrección que nos haga comprender nuestra realidad como necesitada de Dios. Es mas nuestra realidad en la que Dios nos necesita. La realidad no es sólo para utilizarse, Dios mismo no es un dispositivo que tiene que estar a mi disposición. Es mi "yo" integrado en la trascendencia que decide lo bueno y lo malo buscando lo bueno y el bien y no el dinero y la fama o relativizando los valores a mi conveniencia o comodidad. Es recuperar la idea de la Gracia lo cual no es fácil pues la cultura actual no nos deja creer. El hombre es lo que debe ser y la ética es el instrumento que puede ir transformando lo que tiene que llegar a ser. No estamos muertos. El Dios trascendente es mas poderosos que todos esas fuerzas de muerte y regresar a él es empezar a construir este hombre nuevo, individual y socialmente. Desde mi esperanza y mi testimonio concreto reconociendo mis "muertes" que necesito resucitar, juzgar duramente con el afán de mejorar las fuerzas "mortales" tanto personales como sociales.

Ser CAMPEONES, como en el juego de futbol, implica juzgar duramente con el afán de mejorar, requiere información y compromiso, análisis y estrategia, incluso hasta el sacrificio, (chipotes y sangre como en el juego del jueves pasado). Seamos campeones. Desde el amor y compromiso por revivir. Salir de nuestro sepulcro y empezar a transformar nuestra vida y contagiar a otros de esta esperanza. Ser coherentes y excelentes de modo de hacer las transformaciones que se necesitan. No hay otro camino que el del testimonio de vida, convencer a otros y contagiar a otros de esta fuerza, de esta fe que aspirar a ser mejores humanos y hacer una sociedad más humana. Una sociedad de Santos; es decir, de perfectos, de excelentes, de perfectos, de CAMPEONES.

Gracias al equipo de Santos, que nos ha despertado esta necesidad de fe.

piensalepiensale@hotmail.com

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