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PIÉNSALE, PIÉNSALE

ARTURO MACÍAS PEDROZA

Jóvenes protagonistas

Estos últimos días nos ha llamado la atención la participación activa de jóvenes en el proceso electoral. Los estudiantes nos enseñan que no están dormidos como se creía y su protagonismo es mucho mayor de lo que se pudiera pensar, con su dosis de lucha, de combate, de agresividad. Un protagonista, en efecto, no es alguien que dirige desde un escritorio o que propone técnicas de planificación, sino alguien que se lanza a la acción y que se arriesga en la realidad concreta, aunque esto no signifique que lo tenga que hacer en forma ciega...

...e impensada. Tan numerosos en un país de jóvenes habrán de ser protagonistas en la construcción de un país y no sólo en las elecciones próximas a las cuales le han dado un giro inesperado. Dijo Sandino Bucio de la UNAM en la asamblea del movimiento #Yo soy 132 del miércoles 30 de mayo: "tenemos fuego en la voz. Tenemos coraje en los nudillos. Tenemos ojos que no olvidan. Tenemos las mejores armas, inteligencia, creatividad, alegría, imaginación". Necesitan también ideales altos y nobles que los sostengan en sus aspiraciones.

De esta coyuntura brotan dos interesantes preguntas ¿Cuál es el protagonismo que los jóvenes quieren ejercer? Es la primera. Y la segunda se pone así: ¿Cuál es el protagonismo que La Patria les sugiere? Hasta cierto punto, se debe decir que de la confluencia de estas dos comprometedoras respuestas brotará su proyecto de acción.

Apartidistas pero no apolíticos parece que en el fondo no quieren paternalismos pasados de moda ni utopías románticas que sólo conducen a frases bonitas. Piden mayores espacios de participación en la planeación y la toma de decisiones: piden también posibilidades concretas de acceso a una formación integral adecuada; solicitan el reconocimiento de las necesidades históricas y reales del joven, para aplicar a ellas un trabajo organizado y eficaz, desde los jóvenes y con los mismos jóvenes; piden también información auténtica. Denuncian la corrupción, la manipulación y los monopolios.

Por otra parte, todos conocemos por experiencia las características propias de cualquier protagonismo juvenil; decidido, quizá más que reflexivo; más espontáneo que planificado; ansioso, a ratos casi desesperado, pero no carente de madurez fruto de una experiencia de la vida a veces dolorosa y de una experiencia de fe sincera y auténtica.

¿Y qué pide y espera nuestra Patria -somos todos- de este protagonismo? De inicio y como buena madre, se enorgullece de que aparezcan sus hijos en escena viendo que la vida de su futuro les interesa. Todos los mexicanos debemos participar en la construcción de una sociedad guiada por los valores de la libertad, la justicia, la solidaridad, el bien común. El derecho y deber de participar en todos los niveles incluye la actividad partidista, el ejercicio de cargos públicos, pertenencia a organizaciones y grupos de presión, ejerció del derecho a oponerse a un gobierno injusto, crítica de las ideologías y partidos, defensa de los derechos humanos. En el ejercicio del voto lo que está de por medio es el desafío de alcanzar una auténtica democracia que tenga como base el bien común y la dignidad de la persona; donde el pueblo intervenga en el gobierno de país eligiendo a los propios gobernantes, controlando su administración, proponiendo nuevas opciones y alternativas políticas.

Pero hay muchos más ámbitos en la sociedad que necesitan el protagonismo juvenil, cada esfera tiene su propia autonomía y sus propias leyes. La economía, la cultura, la educación, son ambientes de la vida que es preciso impregnar de esa fuerza juvenil. Tal vez se están lanzando desafíos muy grandes a los jóvenes en el terreno de promoción humana, de la paz, de la transparencia, de la lucha contra la corrupción y de la cultura.

Por otro lado decir "joven" es decir muchas realidades diferentes y amplios márgenes de acción. No son sólo universitarios (aunque son ellos los que han prendido la mecha), están también los estudiantes en general, los jóvenes del medio rural, los obreros, los trabajadores, indígenas, inmigrantes, y ese mundo de jóvenes en situaciones críticas (droga, violencia, narcotráfico, bandas, ninis…). Incluso aquí, no obstante ser todos laguneros, hay diferencias perceptibles aunque tal vez indescriptibles entre los jóvenes lerdenses, gomezpalatinos o torreonenses. Cada categoría tiene su propia fisonomía, dinamismos y problemáticas, pero también diversos dones que aportar a este protagonismo.

Creíamos que la descomposición social había llevado a la sociedad a ser conformista, a no creer ya en las revoluciones: Mayo del 68 fue la última grande fiesta revolucionaria. El compromiso social ya no tenía un gran proyecto. Ya no creíamos en la acción colectiva. Pero el compromiso político es necesario hoy más que nunca. El objetivo de la generación que viene será de reconstruir una cultura del compromiso. Para esto debemos hacerle ver al ciudadano que en la democracia es más que nunca responsable de la historia del mundo. Se requerirá comprender que esta historia aún no está determinada, que el incendio aún puede apagarse, que la terrible letanía de crímenes políticos y sociales debe detenerse.

Esta nueva cultura de la participación ciudadana de los jóvenes deberá distinguir y articular sus diversas acciones. Los partidos son demasiado importantes en la vida democrática para dejarlos en manos de "profesionales" de la política. Es peligroso que los ciudadanos no participen. En vano nos lamentamos de la degradación de la vida pública y la mediocridad de los políticos si nos privamos nosotros mismos de los medios para controlarlos y elegirlos. El que se cree muy libre no participando debería comprender que mutila así su libertad. Actuar libremente por medio de un compromiso elegido, permite ejercer su libertad de manera más completa. Los que digan que no sirve de nada comprometerse en política, tienen razón si lo hacen aisladamente aunque no es totalmente inútil pues el ciudadano que interpela a un candidato puede tener eventualmente una grande influencia. Muchos tienen miedo o son apáticos, pocos escriben a un periódico cuando no están de acuerdo con un texto publicado, siendo que los diarios valoran mucho la correspondencia de lectores. La participación comienza en el barrio, en la ciudad, a veces toma la forma de una asociación que mejora sensiblemente las condiciones de vida de sus vecinos.

Si quisiéramos fundir en una sola propuesta los proyectos, ideales e iniciativas del protagonismo juvenil, sin duda convendríamos en un solo propósito: la civilización del amor y de la vida. Que este movimiento surja como un espacio abierto para unificar esfuerzos, para favorecer encuentros, para crear comunión, para provocar el diálogo, para dar cabida a la discusión sincera y constructiva. Y los que tenemos mucha juventud acumulada es tiempo de sentirnos jóvenes de nuevo.

piensalepiensale@hotmail.com

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