Haciendo uso de la fe sencilla
No saben o vil recelo
Ni doblar en tierra la rodilla
Ni levantar la vista al cielo.
Todos a tu poder se supeditan
Y abrazando tu huella
Todos Señor tu amparo solicitan
Con razón o sin ella.
Si encuentran tus huellas inmortales
Cantando se aleja
Ven la miel rebozando en los panales
Y aún dudan de la abeja.
Nadie Señor tu enojo desafía
Ni tu amor desconoce
Y al quererse llenar de hipocresía
Tu imperio reconoce.
Del libro:
"En el Alarido de lo Inmarcesible".