Es comprensible que nos sintamos contrariadas por nuestros lentos progresos. La frustración puede ser desagradable, pero es una valiosa retroalimentación correctiva; sin embargo, las frustraciones son una cosa y otra es el rendirnos ante las adversidades. ¿Por qué muchas personas se dan por vencidas cuando enfrentan grandes metas y grandes problemas? ¿Cómo adquirimos esta tendencia de sentirnos impotentes para encarar un problema?
El hecho es que situaciones de alta tensión requieren de una conjetura diferente a una frustración. En asuntos importantes y retadores nos conformamos con una solución: pelear o no. Nos quedamos perplejas e inmóviles; o si escogemos pelear nos obligamos a ganar, ya sea que nos enfoquemos en una estrategia o nos sentimos derrotadas e inmovilizadas. Esa interpretación también nos dice: "Si decido pelear, tengo que ganar". La impotencia proviene de la idea que se tiene que ganar, aunado al hecho de que nunca hay una garantía de un resultado positivo.
Una persona con una actitud triunfadora provoca una demanda insostenible que inmoviliza. Si nos impulsamos hacia una meta de "todo o nada", vamos a sentir una sensación perversa de derrota cuando nos demos cuenta que no estamos logrando todo lo que pensamos. Esa paradoja explica por qué la gente cesa de luchar por las cosas que desea.
Hoy en día un agobiante sentido de impotencia es un instrumento innecesario para sobrevivir. La impotencia nos permite evadir responsabilidades y culpar a las circunstancias, al destino o a alguien, dándonos excusas para no luchar. El rehusarnos a rendirnos ante las dificultades nos permite lograr metas duraderas y avivar la energía positiva conocida como ambición.
¿Cómo enfrentar los reveses con aplomo? Si la meta parece inalcanzable, haz una lista de ventajas y desventajas.
NO GLOBALICES. Date cuenta que el desánimo es una trampa. Es el resultado de tomar muy en cuenta cualquier derrota.
CONOCE TUS TENDENCIAS. Acepta la derrota como parte de la evolución.
MIDE EL RETO. Considera la frustración como la manera de adquirir fuerza y no como algo que te acompleje o deprima.
DATE PLAZOS. Las derrotas son usualmente temporales y sus efectos de corta duración. La batalla no es la guerra.
Agradeceremos envíes tus comentarios a: institutomariacristina@prodigy.net.mx