El Premio a la Innovación en Transparencia para la Mejora Institucional, que fue otorgado a la administración municipal de Torreón que preside Eduardo Olmos, ha dado lugar a un debate entre diversos actores sociales, por lo que el tema amerita ser abordado.
El concurso fue convocado por el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), y el jurado se integró con la participación de diversos personajes emanados de organismos no gubernamentales y académicos de prestigio nacional, especialistas en administración pública, transparencia y rendición de cuentas.
Según una percepción generalizada y equivocada del público, el premio fue otorgado como una calificación al grado de transparencia que impera en la administración galardonada, a partir de un ejercicio de estudio de su operación real, que como tal habría sido evaluado.
Lo anterior explica que el otorgamiento del premio conduzca a inconformidad y rechazo o cuando menos a desconcierto y azoro, porque la realidad que vivimos los torreonenses indica que el desgobierno municipal en turno, se caracteriza por ser el más opaco del que se tenga memoria en nuestra ciudad, desde los aciagos días de Mariano López Mercado.
De esa equivocada percepción de la naturaleza del premio y del objetivo de su otorgamiento no es responsable el público destinatario de la información, sino el deficiente desempeño de los comunicadores y el engaño deliberado de la autoridad municipal.
En efecto, el concurso se abre con la intención de promover la planeación en materia de políticas públicas, se difunden sus bases, se recogen las propuestas, se determinan los ganadores, y en el caso ya con el premio en la mano, el elegido monta una campaña de propaganda engañosa que en virtud de su ambigüedad hace pensar que el premio se le otorgó por equis causa, cuando le fue entregado por otro motivo muy diferente.
Una lectura profunda y entre líneas de lo que se ha publicado sobre el tema tanto en la prensa escrita como en las redes sociales, indica que el llamado "Monitor del Cabildo" objeto de la premiación, es un mero proyecto o propuesta teórica de un instrumento burocrático de enlace del gobierno municipal con los ciudadanos en la red (Web), para el efecto de interactuar con los gobernados en los temas de acceso a la información pública y rendición de cuentas.
En otras palabras, no ha sido premiado el desempeño del desgobierno de Olmos en materia de transparencia, sino un formato que se supone novedoso sobre la materia y a ello corresponde el nombre de la presea: "Premio a la Innovación en Transparencia…". Visto el contraste brutal entre la propuesta virtual y la realidad desnuda, el otorgamiento del premio se convierte en broma de mal gusto.
De lo anterior resultan varias enseñanzas útiles para los involucrados. Al IFAI y al resto de las asociaciones cívicas y académicas que en el caso se supone que actuaron de buena fe, les corresponde ser precisos en difundir los objetivos y alcances de los concursos a los que convoquen y de los premios que otorgan, así como la índole de las calificaciones que asignan para prever las consecuencias de su divulgación.
Al ciudadano de a pie, enseña que no debemos conformarnos con la información recibida tal y como la transmiten los medios de comunicación, sino que si queremos estar debidamente informados, debemos razonar los contenidos con ojo analítico y crítico.
A los medios de comunicación les obliga a ser más cuidadosos en el proceso de recepción, análisis y difusión de las noticias, para evitar imprecisiones que conduzcan a equívocos o malas interpretaciones; a la administración municipal que padece Torreón y al alcalde Eduardo Olmos, corresponde practicar lo que predican, dejar atrás la simulación y el fraude y dejar de tomar el pelo a los ciudadanos, de una vez por todas.