El avance de los “cultos a la prosperidad”, la proliferación de sectas, la idolatría a la ciencia y el riesgo de una efectiva pérdida de fe en el mundo contemporáneo son algunas de las preocupaciones expuestas por un documento del Vaticano.
Con el título “La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”, el documento fue difundido este martes por la sala de prensa de la Sede Apostólica y resume una serie de reflexiones de cara a la próxima asamblea general ordinaria del Sínodo de los Obispos.
Durante esa reunión, que se llevará a cabo del 7 al 28 de octubre próximo en Roma, prelados de todo el mundo debatirán las estrategias que la Iglesia implementará en los próximos años para afrontar el creciente fenómeno de la “descristianización”.
El texto, conocido también como “Instrumentum laboris” (instrumento de trabajo), reseñó una serie de obstáculos que afectan la transmisión del mensaje cristiano, entre otros el “problema urgente” de la proliferación de nuevos grupos religiosos que asumen formas de sectas.
Estableció que las respuestas actuales a la necesidad religiosa de la sociedad asumen formas de espiritualidad individualista o bien de “neopaganismo”, hasta llegar a la imposición de un clima general de relativismo.
El documento recomendó a las comunidades católicas que no se dejen influenciar por estas nuevas formas de experiencia religiosa y caigan en la tentación de imitar los tonos agresivos o proselitistas de esos grupos.
“Es necesario, por otra parte, que las comunidades cristianas refuercen el anuncio y el cuidado de la propia fe, que sea menos tibia y más dispuesta a dar sentido a la vida de las personas”, indicó.
Advirtió de los peligros que comportan las “excesivas esperanzas” y las manipulaciones a una tecnología capaz de transformarse en el “nuevo ídolo” del presente y convertirse en “nuestra nueva religión”.
“Nos encontramos frente al surgimiento de nuevas formas de gnosis que asumen la técnica como forma de sabiduría, en vista de una organización mágica de la vida que funcione como criterio para conocer la realidad y dar sentido a las cosas”, sostuvo.
“Asistimos al afirmarse de nuevos cultos. Estos instrumentalizan en modo terapéutico las prácticas religiosas que los hombres están dispuestos a vivir, estructurándose como religiones de la prosperidad y de la gratificación instantánea”, apuntó.
De 80 páginas, el documento recogió la contribución de 114 conferencias episcopales del mundo, de 13 iglesias orientales en comunión con Roma, de 26 secciones de la Curia Romana y de la Unión de los Superiores Generales de las órdenes religiosas.
Consideró problemáticas tan diversas como las consecuencias del fenómeno migratorio, los crecientes desequilibrios entre norte y sur del mundo, en el acceso y la distribución de los recursos, el daño a la creación, así como la crisis económica internacional.
Reconoció que el surgimiento en la escena mundial de nuevos actores económicos, políticos y religiosos, como el mundo islámico o el mundo asiático, han creado una situación inédita y totalmente desconocida.
“El riesgo de perder los elementos fundamentales de la fe es real. Se asiste, en la práctica, a una eliminación de la cuestión de Dios de entre las preguntas que el hombre se hace”, constató.
“La Iglesia siente que es su deber lograr imaginar nuevos instrumentos y nuevas palabras para hacer comprensible, también en los nuevos desiertos, la palabra de fe que nos ha regenerado para la vida, aquella verdadera, en Dios”, ponderó.