En días pasados (7 de noviembre), el Jefe de Gobierno electo del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera (MAM) realizó una reunión en la Ciudad de México para promover la reforma política del DF.
Fuera de que, como ciudadanos tenemos el derecho de reunión que señala la Constitución (art.9º), la verdad no entendemos bien a bien que es lo que se quiere por parte de las autoridades electas capitalinas (que aún no entran en funciones) para iniciar un proceso político y jurídico de reformar el andamiaje institucional de la ciudad capital del país.
Hay que darle fundamento jurídico y metodología de trabajo al proceso de reforma política de la antigua Tenochtitlán, que de entrada se torna complicado por la actitud del ex candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) de desconocer los resultados de la elección presidencial del pasado 1º. de julio (lo accesorio sigue la suerte de lo principal).
En este contexto, que el ambiente que rodea la probable reforma política del DF no es el mejor; mucha disposición deberá de existir de parte del Presidente electo, Enrique Peña Nieto (EPN) y el Jefe de Gobierno entrante (MAM), así como las bancadas de los diferentes partidos en el Congreso para caminar juntos en este tema.
Creemos que la reforma política defeña debe avanzar en etapas, progresivamente, hasta llegar a que la Ciudad de México tenga su propia constitución política local y se restablezcan plenamente los derechos políticos de los defeños y la representación ciudadana en las delegaciones políticas; ya cuenta con un Estatuto de Gobierno muy avanzado que es aprobado por el Congreso de la Unión (Art. 122 constitucional).
Varias iniciativas sobre el tema han existido desde el año 2000 en el Congreso y no han progresado. Recuerdo la propuesta de reforma política que la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) envió al Congreso en el año 2002, que no llegó a prosperar en el Senado; se proponía que la ALDF aprobara un estatuto o constitución política local, situación notoriamente contraria a la Teoría del Poder Constituyente.
Una constitución política local debe ser autorizada por el Poder Constituyente de la Nación (Congreso de la Unión y Legislaturas de los Estados), mediante una reforma a la constitución nacional (Art.122) y aprobada por un Congreso Constituyente ad hoc para el DF, como lo fue el Constituyente que aprobó la Constitución de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en 1996, o los congresos constituyentes estadales que aprobaron las primeras constituciones de los Estados de la República Mexicana, después de 1824.
El ambiente político en el Congreso de la Unión, en este momento, es el mejor para hacer grandes reformas, ya que tanto el Gobierno federal entrante de EPN, como el que iniciará del Distrito Federal de MAM necesitan legitimar su trabajo y cumplir sus compromisos de campaña.
Seguramente las autoridades del DF tendrán que hacer algo más que sólo presentar un documento de reforma política al Senado, dado que de acuerdo a la Constitución actual no poseen derecho de iniciativa de ley para reformas constitucionales (artículo 71 constitucional).
Tendrán que convencer a las legislaturas de los estados (integrantes del Poder Constituyente) y movilizar a los ciudadanos capitalinos de la pertinencia de su propuesta. Probablemente si enmarcan la proposición en una lucha por el fortalecimiento del Federalismo en México y de otorgar mayores facultades a también los estados y municipios del país habrá receptividad a su petición en las legislaturas locales.
Mexiquenses (EPN) y defeños (MAM) comparten rivalidades históricas propias de la vecindad y de una relación conflictiva desde que el Congreso mexicano tomó del territorio del Estado de México el pedazo de tierra necesario para construir el Distrito Federal el 18 de noviembre de 1824.
Hacemos una respetuosa exhortación al Congreso de la Unión a que incluya el tema del DF en su agenda de prioridades y al Jefe de Gobierno electo del DF (MAM) a que se deslinde públicamente e inteligentemente de los actos contrarios al mandato constitucional que realizarán los simpatizantes de quienes desconocen los resultados electorales del 1º. de julio, donde el (MAM), también resultó generosamente electo por los ciudadanos del Distrito Federal, para que las cosas puedan caminar con respeto al orden constitucional del país y la reforma política capitalina pueda avanzar.
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