En estos días varios jóvenes a los que estimo mucho, comienzan, uno, su vida profesional y otros, su carrera de derecho.
Llega un momento de la vida, en que uno ya está en posibilidad de dar algunos consejos a estos hombres y mujeres que han puesto su mirada en una de las carreras más hermosas que existen, por más de que muchos se empeñen en desprestigiarla sistemáticamente.
Comenzaré por esbozar algunas ideas en relación con Jorge Eduardo, que acaba de terminar sus estudios de derecho y ha sido compañero inseparable en muchas andanzas personales.
Nunca me imaginé, cuando nació, que la vida nos llevaría por caminos paralelos. Viajes, reuniones, experiencias, conocimiento de personajes de nuestra vida local y estatal; y toda una gama de vivencias compartidas que van formando el carácter de las nuevas generaciones.
Siempre se lo dije: lo más importante en esta profesión es prepararse. No preparase para algo en concreto, sino para la vida misma y el ejercicio del derecho del que habremos de vivir.
Me da gusto ver que ya culminó sus estudios, pero debe entender que la vida profesional apenas comienza.
Yo tuve la fortuna de conocer a muy temprana edad a personas del mundo de la abogacía que marcaron, para bien, mi vida.
Abogados generosos como Manuel o Don Antonio, que me explicaban, fuera del aula, conceptos jurídicos y me facilitaban libros que abordaban los grandes temas del derecho. ¿Qué más podía pedir un estudiante de limitados recursos económicos?
Por eso me empeño en que Jorge conozca a insignes abogados coahuilenses y aun nacionales, para que vea personalmente cómo es que debe ser un verdadero abogado.
Jóvenes como él, tienen que aprender a dignificar esta profesión. A ser profesionistas íntegros, cabales preparados y siempre dispuestos a aprender nuevas cosas, porque el mundo del derecho es cambiante, como la vida misma y siempre hay nuevas leyes que debemos conocer y estudiar.
Por otra parte, en estas fechas inician sus estudios de derecho, Mónica, Victoria y ya va avanzado mi amigo Francisco (no le agrada que le digan Panchito), los tres en la universidad privada, porque así lo han decidido ellos.
Quiero decirles, desde este espacio, a lo que se van a enfrentar durante los próximo años.
En primer término, se adentrarán a un mundo maravilloso, que comienza por el conocimiento de instituciones históricas que son antecedente de nuestro derecho. De manera especial a una rama que nos es desconocida hasta ese momento, como es el derecho Romano.
Al mismo tiempo comenzarán a conocer instituciones del derecho civil y las nociones elementales contenidas en la introducción al estudio del derecho.
Más adelante repasarán materias tan importantes como la Teoría General del Estado, el derecho Constitucional y el de la Obligaciones, que son fundamentales en la carrera.
Verán también otras que son complemento indispensable como el derecho Internacional y la Filosofía del Derecho.
Todo ello nos lleva a la conclusión ineludible de que en esta carrara jamás deja uno de estudiar.
Y el buen abogado no sólo debe saber derecho, sino también literatura, arte, poesía y otras materias que son importantes para una formación integral.
Especialmente, me dio gusto saber que Mónica, hija de mi entrañable amigo Alfonso, haya tomado la determinación de seguir la carrera de su padre. Porque juntos, él y yo, nos formamos y juntos aprendimos, como señalé, de grandes maestros, que lo eran dentro y fuera del aula.
Francisco tendrá que hacer honor a su tradición familiar: Hijo y nieto de abogados, no tiene excusa para no se un profesionista exitoso.
Pero para lograrlo, todos ellos deben recordar que la abogacía se ejerce con dignidad y honorabilidad. Que existen muchos abogados en el medio, pero no abundan los buenos abogados, así como, que ésta, aunque a veces no lo parezca, es una profesión de servicio.
Deben tener presente, por último, que muy pronto nuestro sistema jurídico cambiará radicalmente y que será necesario volver al estudio con mayor empeño; porque se ha iniciado en Coahuila una reforma trascendental al sistema jurídico que lo abarca todo, partiendo de una nueva constitución política. Por ello, será determinante el estar pendiente a esos cambios y aprender las modernas instituciones que comprenderá la nueva legislación, porque de otra suerte, serán cada vez menos abogados.
Por lo demás: "Hasta que nos volvamos a encontrar. Que Dios te guarde en la palma de Su mano".