"Lo que los hombres valoran más en este mundo no son los derechos sino
Los privilegios."
H.L: Mencken
En tiempos electorales ningún senador quiere que se le acuse de ser enemigo de los jubilados. Algunos incluso pretenden que su decisión es progresista y ayuda a quienes menos tienen. La verdad, sin embargo, es que los senadores han aprobado una medida profundamente regresiva al ratificar una mayor exención fiscal a los jubilados.
Los mexicanos que reciben una pensión del IMSS, del ISSSTE o de alguna otra institución de seguridad social gubernamental son privilegiados en nuestro país. Para empezar pertenecen a ese pequeño universo de trabajadores que cuentan con ingresos estables, muy superiores al promedio, así como con prestaciones. Los del sector público se retiran muchas veces antes de cumplir los 55 años y permanecen jubilados más tiempo del que han trabajado.
Ahora se les está dando un privilegio adicional. Los senadores han aprobado con modificaciones una minuta enviada por la Cámara de Diputados que determina que los ingresos por pensiones estarán exentos del pago del Impuesto Sobre la Renta hasta un monto de 28,040 pesos al mes. La injusticia es clara. Un burócrata jubilado de 55 años de edad no tendrá que pagar impuesto sobre los ingresos que obtiene sin trabajar; pero un anciano de 80 años, que no tenga más opción que seguir laborando, tendrá que cubrir el gravamen aun cuando su ingreso sea inferior.
Ya hay en la actualidad un trato preferencial a las pensiones. Éstas están exentas del ISR hasta un monto de nueve salarios mínimos. En la Cámara de Diputados se buscó elevar esta cifra a 25 salarios mínimos y el Senado finalmente la ha dejado en 15.
El problema no es el monto sino la falta de justicia de la medida. La exención a jubilados es un ejemplo de cómo el sistema fiscal y político de nuestro país favorece a ciertos grupos con influencia política. El corporativismo, lejos de debilitarse, se fortalece.
Los políticos dicen que han aprobado la exención para ayudar a los más pobres, pero la verdad es que sólo buscan bien con un grupo bien organizado… o quizá con ellos mismos. Los políticos viven del gobierno y tienen acceso a esas pensiones de temprana edad que benefician a burócratas y funcionarios. Los senadores y diputados están así legislando para beneficiarse a sí mismos.
Estas exenciones no sólo son injustas sino que generan distorsiones económicas que dañan al país. Desmotivan la inversión productiva y el trabajo por cuenta propia, que tienen que pagar tasas fiscales más altas. Colocan en una situación de inequidad a las pensiones privadas. Reducen el ingreso público y complican el sistema fiscal. Producen incentivos para que la gente se convierta en burócrata. Pero si todo el mundo se hace burócrata, ¿quién nos va a mantener a todos?
Ya el Informe de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas señalaba en 2011 que el gasto gubernamental de México, al contrario de lo que ocurre en otros países, es regresivo en lugar de progresista. Esto quiere decir que privilegia a las clases medias y a los ricos en lugar de a los más pobres. Los senadores y diputados, al aprobar un trato cada vez más preferencial a ciertos ingresos, que ellos van a obtener, pero que están fuera del alcance de los pobres, están aumentando la desigualdad en vez de moderarla. No nos digamos entonces sorprendidos cuando se apunta que México es uno de los países más inequitativos del mundo.
AMBULANTES
La Policía del Distrito Federal realizó ayer un operativo para evitar la usual instalación de comerciantes informales en el Eje Central Lázaro Cárdenas de la ciudad de México. La mejoría del tránsito fue notable, mientras que los peatones pudieron usar por una vez las aceras. El problema es que después de años de haberse servido de la vía pública como propiedad comercial, es difícil que los informales no regresen cuando la Policía suspenda el operativo, como inevitablemente ocurrirá.
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