Con estas penas, que llegan hasta los 500 euros, aspiran a proteger lugares de interés histórico y artístico.
Gianni Alemano, alcalde de Roma, se ha caracterizado por volver a la ciudad el lugar de las prohibiciones, según señalan algunos medios.
En un principio el edil estableció medidas para pernoctar en la ciudad, prohibió la prostitución y traer el torso desnudo, pero ahora ha generado controversia al prohibir comer y beber en la calle.
El alcalde anunció que la medida, en vigor desde el pasado lunes, tiene como propósito que los turistas que ingieren alimentos en sitios emblemáticos como el Coliseo, la Plaza Española o La fontana de Trevi no dejaran sus desperdicios en el lugar, pero la comunidad originaria del lugar reclama que la medida atenta contra sus bolsillos, pues debido a la crisis económica estos optaban por no comer en restaurantes sino en la calle, lo que ya no podrán realizar.
La prohibición estará vigente hasta el próximo 31 de enero en la zona que va de San Pedro a San Juan de Letrán y contempla una multa de entre 25 y 500 euros a quien desobedezca.
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