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Coty Guerra

EL DOLOR

El dolor se compone de dos aspectos: la experiencia sensorial (objetiva) y la emocional (subjetiva), que pueden experimentar todos aquellos seres vivos que disponen de un sistema nervioso. Así lo señalan los libros de medicina, pero para el que lo padece es algo más que eso: es sentirse un ser sufriente que causa molestias a todo el mundo, médicos, familiares y amistades. El primer paso es la condolencia, después es la tolerancia y al final es la intolerancia. Pero, sólo quien lo padece sabe dónde le aprieta el zapato, porque en la mayoría de los casos el factor subjetivo, el emocional es el que dirige la batuta. No es lo mismo quejarse solo que acompañado, no es lo mismo padecerlo en la pobreza que en la riqueza, no es lo mismo sufrirlo triste que alegre (la vida de algunos santos nos dicen que sufrieron dolores "¿con alegría"?).

Se sabe que las mujeres toleran mejor el dolor que los hombres, tal vez porque Dios las preparó para sufrir (sin llegar a la muerte) con los dolores del parto; pero también se piensa que eso se debe a que la mujer es estoica, aguantadora, sufrida, permisiva, resignada, conformista, para que pueda convivir con el hombre que es débil, egoísta, intolerante , obcecado, rígido, y así, constituir un binomio perfecto.

Hablando en serio, el dolor es un fenómeno importantísimo porque señala al sistema nervioso que una zona del organismo está expuesta a una situación que puede provocar una lesión. Esta señal de alarma desencadena una serie de mecanismos para evitar los daños y hacer frente al stress que esto provoca. Para ello el organismo dispone de varios elementos: detectores de la señal nociva a nivel de la recepción del dolor; mecanismos ultrarrápidos de protección (reflejos); mecanismos de alerta general (stress); mecanismos de localización a nivel del cerebro; mecanismos de comportamiento para hacer frente a la agresión, así como mecanismos de analgesia endógenos para hacer frente a la amenaza a pesar de que se hayan sufrido graves heridas. Todo esto es variable de acuerdo al tipo de dolor y a la persona que lo padece.

Existen múltiples factores psicológicos y físicos que modifican la percepción sensorial del dolor, unas veces amplificándola y otras veces disminuyéndolas, tales como; la personalidad, expectativas, estados emocionales, ansiedad, coraje, miedo, dolores previos y aprendizaje, nivel intelectual, cultura y educación.

Por todo lo anterior, cuando veas un ser doliente… busca la empatía en tu propio corazón, y, si puedes, llora con él, así lo ayudarás a "cargarlo" y el dolor podrá parecer más ligero.

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