Columna del Seminario Diocesano
EL FUTURO Y LA DELINCUENCIA ORGANIZADA
Para que un país progrese dependerá, en gran medida, de la educación que brinde a los niños y adolescentes. Por ejemplo: que haya más centros educativos de todos los niveles, profesores bien preparados, excelentes programas educativos, etc.; en pocas palabras, que nadie se quede sin la oportunidad de estudiar aunque vivan en lo más recóndito del país. Es un derecho fundamental a la educación que tiene todo ser humano, y obligación del Estado, hacerlo realidad. Solamente así se puede vislumbrar un México con mejores oportunidades de desarrollo y una mejor calidad de vida.
Pero ahora no es momento de hacer un análisis sobre la realidad educativa de México. Con lo que nos debemos quedar es que muchos deseamos un mejor futuro en todos los ámbitos; lamentablemente, no todos nuestros deseos están encaminados al bien. La delincuencia organizada también quiere un mejor futuro para ellos y lo están trabajando con lo más vulnerable y prometedor: los niños.
Una persona me platicaba que un sábado acompañó a un amigo suyo a la parada del camión, era muy de mañana. Y ya de regreso vio a dos adolescentes como de 15 años y que por allí pasaban con armas de grueso calibre. Este amigo disimuladamente siguió su camino de prisa con un miedo tremendo a pesar que los chavos sí lo habían visto. Es obvio que éstos jóvenes no venían de jugar "policías y ladrones". Surgen las preguntas, ¿qué cosa harían estos jóvenes armados a esas horas de la madrugada? ¿Sabrían sus padres o familiares que sus hijos no estaban en casa? A esas horas deberían estar dormidos después de una semana de clases en la escuela. Ahora estos chicos cambiaron el balón de futbol e ir con sus amigos a divertirse y sonreír por las armas de fuego y los rostros sufrientes agonizantes de personas.
Podemos pensar que los niños son ingenuos y no se dan cuenta de muchas cosas, pero no es así. Son como la esponja que todo lo absorben y pueden aprender tanto acciones buenas como malas. Por lo tanto, para la delincuencia su futuro también está en los niños y adolescentes, y pienso que nos están ganando el partido. Ante una realidad de pobreza, desempleo, falta de educación, desintegración familiar, impunidad y corrupción; los niños son presa fácil para el narcotráfico y más cuando éstos les ofrecen poder y dinero.
¿Qué nos toca hacer a nosotros que somos miembros de esta sociedad? Si el gobierno u otras instituciones no han trabajado lo suficiente, desde el seno familiar tenemos que actuar formando a nuestros hijos en los valores humanos. La familia es la principal y primera escuela de los niños. Tiene la responsabilidad importante dentro de la sociedad: el de formar a sus hijos en el respeto y amor a sí mismos y a los demás. Aunque sea una tarea callada y silenciosa, será muy poderosa para tener un mejor país. Las parejas jóvenes que apenas formarán una familia tendrán la oportunidad de educar, con el consejo y testimonio, a sus hijos para que sean buenos ciudadanos en el futuro. Se tiene que trabajar desde raíz para poder, en nuestras posibilidades, purificar esta realidad de violencia que nos oprime y afecta.
@SeminarioTRC