Nosotros Las palabras tienen la palabra VIBREMOS POSITIVO Eventos

PÚBLICO Y PROPIO

Saúl Gómez Guzmán

Columna del Seminario Diocesano

El origen de nuestros miedos

Es increíble cómo este entorno hostil ha puesto en crisis los valores morales como el respeto, la dignidad, la solidaridad, la libertad, por mencionar algunos. La venda del miedo y el temor a ser agredido se ha apoderado de nuestros sentidos llevándonos a engaños y paranoias que acaban por desconocernos unos a otros. Por ejemplo, me quedo admirado al escuchar testimonios de personas que a cierta hora del día, sólo el hecho de tener contacto con algún desconocido ya sea para dar la hora o alguna información útil en ese momento, les provoca una crisis de histeria y desconfianza.

Algunas de las causas de fondo de este tema abordado podríamos decir que son: La demanda de estupefacientes por parte del país vecino a quien cada vez le importa menos el conflicto interno en nuestro país a tal grado que en los debates entre los candidatos para presidentes de ese país, no figura el tema de la violencia ni de narcotráfico en sus agendas.

Otra causa importante a mi juicio es la mala distribución de las riquezas de la patria, situación que genera altos niveles de pobreza; pobreza que orilla a un número importante de personas al crimen organizado como una salida inmediata a su situación de precariedad material.

Otra causa sería la falta de empleo y oportunidades para nuestros jóvenes quienes ante la impotencia y la tentación del dinero, quedan vulnerables ante estructuras de poder. Una causa fundamental que da como fruto este ambiente insoportable es también el alto nivel de corrupción en todos los ámbitos donde pareciera que somos esclavos del reino del dinero y el poder.

Se dice que el gobierno ha promovido esta campaña de muerte, que los cárteles están en guerra, que la droga debe legalizarse, que las instituciones gubernamentales hondean la bandera de la corrupción, que la Iglesia no hace nada al respecto, o que la sociedad se encuentra en estado de descomposición. Considero que más allá de culpar a alguien, sería más urgente en este momento buscar en conjunto caminos esperanzadores en su horizonte con acciones presentes que promuevan el cese de la violencia o en su caso la disminución inmediata de la misma.

Para esto ha de ser necesaria una participación social, una actitud de liderazgo, compromiso y auténtico sentido común así como un trabajo en conjunto tanto del gobierno como de la sociedad. Si bien el gobierno tiene la facultad de garantizar la seguridad de sus ciudadanos, el pueblo tiene también la obligación de denunciar todo aquello que desestabilice el orden.

Una de las cosas positivas de esta realidad sombría es la manera en cómo se ha reflexionado al respecto, reflexión que indica un panorama de pensamientos positivos y realizables. La labor de periodistas, investigadores, analistas, profesionistas y funcionarios públicos, tiene un toque de resonancia en el pensamiento de las personas que poco a poco debe ir formando una mentalidad que cuestiona y que incita a responsabilizar a todos en la construcción de una sociedad más estable y segura.

Twitter:@SeminarioTRC

Leer más de Nosotros

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Nosotros

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 804023

elsiglo.mx