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PÚBLICO Y PROPIO

Jonathan Arellano Gallegos

Columna del Seminario Diocesano

La familia: comunidad de realización personal

En estos días, para la comunidad creyente, en particular la cristiana, la figura de María resalta. En México la advocación guadalupana trasciende incluso el ámbito religioso y se constituye en motivo de identidad nacional. Uno de los rasgos a resaltar de María es ser baluarte de la familia. En efecto, nuestra cultura tiene en la mujer, en la madre, al baluarte familiar. Precisamente en la familia la persona tiene su principal horizonte de desarrollo y realización. Mejores sociedades necesitan, por tanto, familias más integradas y personas queridas.

Boecio nos dice una definición muy particular de persona que es "hombre individual de naturaleza racional" puesto que sólo uno lo integra con ayuda de otros, un ser que siente, que ama, que llora, que ríe; pero para llegar a la plena y propia autorrealización necesita del otro o los otros individuos para vivir una integridad como persona desde su nacimiento hasta el proyecto de vida destinado para la persona como lo es el ser hijos, ser esposo, esposa, formar parte de una familia y lo que implica la responsabilidad por el otro.

La familia es un pequeño estado de comunidad, la familia corre un papel muy importante en el desarrollo de la tercer o terceras personas en este caso los hijos porque ellos son el reflejo de lo que ahí se vive; es importante aclarar que la educación se da en la casa ya que se depositan los valores que más quedan grabados en el espíritu, pero también mediante la educación, religión, virtudes propias, modo de valorar, ideales, etc. con los padres que en otros términos diríamos la familia. Por ello el matrimonio cumple una doble función reconocer, proteger y establecer la comunidad, confianza y comunicación de vida de los esposos y asegurar la sobrevivencia de los hijos, puedo destacar este punto importante que sin familia la vida humana se vuelve inviable, la familia es la principal tarea humana que proporciona un perfil genético en el matrimonio; en el caso de los sacerdotes buscan un mismo fin formando una segunda familia con características diferentes pero con un mismo objetivo pero aún así no dejan de serlo. El amor familiar es necesario, ya que con el paso del tiempo ese amor aumenta hasta llegar al amor más benevolente, más profundo y desinteresado.

Hablar del ser humano, persona, individuo es muy enriquecedor puesto que en ocasiones los seres humanos o en general las familias viven de una manera no adecuada es decir se utilizan como meros objetos; la realidad es que no es tan sencillo para la sociedad porque implica mayor compromiso responsabilidad y desgraciadamente no se tiene esa cultura; sobre todo ver a la persona amada como un don ahí se fundará la verdadera autorrealización y trascendencia de vivir en este mundo tan globalizado.

Particularmente en este tiempo la familia es la comunidad donde mejor se puede acoger la realización de una persona. Ojalá cada familia sea la comunidad que las personas que las integran tengan como principal referente de cariño, amor y realización.

Twitter: @SeminarioTRC

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