Pumas de la UNAM se acercó a zona de calificación con su triunfo 3-2 sobre Rayados de Monterrey en CU. (Jam Media)
“El Capello”, ese hombre odiado en CU por su pasado americanista, por fin le ha quitado la nostalgia a los Pumas. Los ha devuelto a una zona de Liguilla que ya extrañaban.
Siempre de pie, con una mano en la cintura, a veces las dos, la mirada fija en sus pupilos mientras la grada le grita insultos, Mario Carrillo tiene a Universidad en donde no estaba hace 10 jornadas, luego de una victoria de 3-2 sobre el Monterrey.
El felino es octavo lugar en el torneo, se siente feliz y va por victimar a Hugo Sánchez, el gestor del bicampeonato puma la próxima semana en el duelo ante los Tuzos del Pachuca.
Carrillo tira de la Cantera para ganar y a la vez le hace un homenaje, porque los refuerzos están prácticamente borrados de su mente, de su alineación inicial y cambios.
Lo mejor para el regocijo de los seguidores auriazules es que le sale. El técnico de los felinos y quien evita entonar el himno deportivo universitario, aprendió en muy poco tiempo que la esencia ganadora de su equipo se la muestran los nacidos azul y oro y no las contrataciones que se hicieron en esta campaña para “apuntalar al equipo”.
Eduardo Herrera sobre Emanuel Villa. El joven alto que estaba destinado a ser el eterno suplente de “El Tito” ha sabido ganarse la titularidad en el equipo con goles que ha dejado de marcar el ariete argentino.
“El Grande” ya pudo hacer más en 279 minutos que su competencia en 869. Cuatro goles del mexicano por tres del sudamericano. Ayer, Lalo volvió a hacer de las suyas. Demostró que sus cualidades distan de ser las de un tronco, como de repente se le ha denominado por ir mejor por el juego aéreo que por el terrestre.
Una escapada, larga, que parecía eterna llegó a su fin con un tiro cruzado que se alejó del arquero regio Jonathan Orozco encontró en sus redes (13’).
En ese momento acordarse del “Tito” no tenía sentido. Herrera anotó por tercer partido en fila, está enrachado.
Llegó “El Chispa” con algo que nunca hace. El lateral izquierdo cobró un tiro libre al ángulo. Su incredulidad fue poca comparada con la de la tribuna de festejar un golazo de Efraín Velarde.
Los antecedentes del “viejo” canterano puma dictaban que estaba predestinado a herir a los Rayados, pues el acostumbrado zaguero le había marcado tres de sus cinco goles en Primera División a los regios.
Con el de ayer, con su zurdazo imparable se consumó el cuarto (16’).
Más tarde hizo su aparición la viveza de un cachorro poco acostumbrado a marcar goles.
De hecho, José Antonio García, no lo hizo. Era el tanto que daría a la postre el triunfo a Pumas. El lateral derecho dio un “pase” a un rival para que fuera éste quien definiera el juego.
El rubio robó un balón y sobre línea de fondo picó el esférico. José María Basanta marcó el autogol (54’).
Los bellos descuentos, obras de César Delgado (32’) con una media vuelta vistosa y Héctor Morales (62’) con un tiro inalcanzable, quedaron estériles para Rayados. El “Capello” había metido el camión (o el Pumabús) atrás.
