Amablemente algunos lectores me solicitan escriba más sobre personajes populares, en ellos se compendia la sabiduría y el ingenio, la picardía y el sentido común, la espontaneidad y el sentido de vida.
A veces los encontramos personificados como poetas, historiadores, maestros, otras como amas de casa, doctores, comunicadores, sacerdotes, cantineros, sastres, cazadores o pescadores.
En fin, esos personajes que siempre están a unos pasos del Filósofo, enseñándole a que los problemas existenciales no le frenen, más bien lo impulsen a seguir creciendo y desemboquen en la alegría y el buen humor con el que vive el campesino de "allá mesmo".
Los miles de personajes de nuestro país son escuela vívida de sabiduría y humildad, de pasión y entrega en lo que hacen. Con su enorme bagaje de experiencia nos enseñan el camino para brindar a nuestra existencia, un fin supremo para trascender, llevándonos a buscar una razón para vivir y a la vez darle a nuestra vida un profundo sentido… tan sagrado como divino.
Si queremos conocer los entresijos, la savia por donde corre el ingenio pleno de vida y amor de un pueblo, basta con asomarse a los personajes populares, ahí encontraremos, como espejo que trasluce el alma del colectivo social, las voces de todos -las de ayer y las de hoy- compendiadas en la agudeza, chispa y perspicacia de esa gente que porta la tradición de nuestros pueblos.
Ellos, al fin sabios por derecho propio, cancelan la inmediatez de la vida, que sólo conduce a la ausencia de espíritu de lucha y con ello a estar alejados de sí mismos, con una habilidad extraordinaria van hilvanando suavemente las palabras, para contar o construir los "sucedidos" de su entorno, con una fantasía que atrapa.
Mi tarea es irlos documentando en mis escritos, para poner a disposición de usted, ese espíritu festivo, las más de las veces sano y otras tantas más picaresco, pero que siempre enriquece el humor del viejo Filósofo.
Todos los pueblos del mundo expresan su cultura en su filosofía de vida, religión, arte, ética, normas, economía, educación, etc., o sea, edifican su cultura como el aporte moral, intelectual y de vida de un pueblo.
Así, la cultura popular, es enriquecida gracias a esos personajes: seres que "hacen camino al andar", que forjan, representan e interpretan el folclor, el mito, la leyenda, la fábula, las canciones, la música popular, la artesanía, las historias y la palabra de los pueblos.
Personajes que son el santo y seña de lucha, voces que describen el dolor y la voz de un pueblo, música que le canta a la vida o al amor, al engaño o a la muerte, poesía que surge de la frescura del altiplano o la montaña, teatro que abre zanja en la raíz, escuela que enseña a luchar. Personajes populares que defienden, buscan, construyen y crean la raigambre de nuestra esencia nacional.
Dentro de nuestros personajes populares, destacan: El Negrito Poeta, Armando Jiménez, Armando Fuentes Aguirre Catón, el Poeta del Crucero, La Pichorra, el alcalde de Lagos, Paco Liguori, don Hermenegildo El Maistro Torres, don Arnulfo Martínez, Juan Bautista Morales, El Gallo Pitagórico, don Joaquín Fernández de Lizardi, El Pensador Mexicano, don Guillermo Prieto, Fidel o El Romancero, Salvador Novo, Renato Leduc, Pepe Martínez de la Vega, Tomás Perrín, Pepe Peña, Tito Melcocha, Pepe Elizondo, entre tantos otros.
Uno de esos personajes en mi tierra lo es Manuel Garza González El Meme, integrante de una familia llena de oficio de vida y sentido común -con dos hermanas y dos hermanos-, poseedor de una impresionante carrera política y de un envidiable ingenio para resolver las situaciones de la cotidianidad. Alguna vez, emulando a MacArthur dijo: "Los políticos no se retiran… solamente se desvanecen."
Cuentan que cuando fue delegado del CEN del PRI en Chihuahua, ganaron la mayoría de las presidencias municipales; al llegar al aeropuerto de la Ciudad de México lo rodearon los periodistas preguntándole:
- ¿Cómo le fue?
- ¡Ganamos la de gobernador!, les dimos claro y rescatamos casi todos los municipios.
- Y ¿cuántas perdieron? -inquirieron los reporteros.
El Meme hizo una pausa y contestó:
- De esas… ¡que les platiquen los otros!
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