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Que no me separen de mi hijo: Josefa

Lucha. Josefa Silverio encabeza una marcha enWashington para pedir el fin de las deportaciones.

Lucha. Josefa Silverio encabeza una marcha enWashington para pedir el fin de las deportaciones.

EL UNIVERSAL

Últimamente el rostro de Josefa Silverio se ha ensombrecido por la falta de sueño y la intranquilidad. El temor a ser separada de su hijo Juan, bajo amenaza de deportación, la mantiene en vilo.

Este 10 de mayo, Josefa, de 40 años, vivirá el Día de las Madres en medio de una intensa batalla.

De ser una mujer que vivía entregada al trabajo y al cuidado de sus tres hijos, se ha convertido en una luchadora, en una activista que ha tenido que conjurar miedos e inseguridades para enfrentar a jueces de mirada severa y a policías que la señalan y murmullan a sus espaldas cuando marcha en contra la deportación de su hijo y la separación de familias.

“Va ser un Día de las Madres muy duro y amargo”, aseguró Josefa, conteniendo las lágrimas.

“Lo único que le pido al presidente (Barack) Obama es que deje de separar familias. Quiero que le den a mi hijo una oportunidad para estudiar, para ser un ciudadano ejemplar”, aseguró Josefa durante un acto de protesta frente a las oficinas de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE).

Hace casi 10 años, Josefa cruzó la frontera con la esperanza de encontrar una mejor vida. El temor a un ambiente de creciente violencia que atizaba un grupo criminal la empujaron a salir de su natal Veracruz para tratar de forjarse un futuro mejor. Poco tiempo después de haber llegado a Estados Unidos y luego de encontrar sus primeros trabajos, Josefa organizó el traslado de sus hijos para reagrupar a su familia.

“Toda mi vida he trabajado. Y después de separarme de mi esposo, me he convertido en la cabeza de familia. He tratado de ser una ciudadana ejemplar y he educado a mis hijos lo mejor posible porque quiero que tengan un futuro que, desafortunadamente, no les puedo asegurar en México”, explicó.

Pero hace pocos meses, su hijo Juan Félix fue detenido mientras conducía sin licencia. Acorde con las nuevas normas y criterios que regulan los procedimientos de la policía -bajo el esquema de programas como Comunidades Seguras-, los agentes policiales descubrieron que Juan Félix no sólo no tenía licencia, sino que se encontraba ilegalmente en el país.

“A Juan Félix le han detenido por no tener licencia. Y a partir de ahí, le han tratado como si se tratara como el peor de los criminales”, aseguró Sheena Wadhawan, abogada de la organización Casa de Maryland, que ha hecho suya la causa de Juan Félix y su madre.

El drama que vive Josefa Silverio es el mismo de cientos de miles de familias que se han visto afectadas por la peor campaña de deportaciones desde la década de los 30. La incapacidad o falta de voluntad de la administración Obama para impulsar consensos y un ambiente sin precedentes de odio y rechazo hacia la comunidad inmigrante, han hecho del caso de Juan Félix un número más en la fría estadística de las expulsiones.

Desde el inicio de la administración Obama, se han producido poco más de un millón y medio de deportaciones, mientras demócratas y republicanos le siguen dando la espalda a una iniciativa de reforma migratoria y sepultan propuestas como la del Dream Act que habría permitido la legalización de más de 2 millones de hijos de indocumentados.

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