Mientras el sábado por la noche Benedicto XVI y Felipe Calderón atraían la atención en la Casa del Conde Rul en el centro histórico de Guanajuato capital, en un salón contiguo el Vaticano ponía sobre la mesa los temas sobre los que quiere ejercer su presión política, aprovechando la visita del Papa.
Calderón y Benedicto reportaron haber hablado sobre cuestiones en las que caminan en territorio seguro: cambio climático, hambruna, derechos humanos, desarme. El presidente mexicano llevó al Obispo de Roma un grupo de víctimas de la violencia para que lo bendijera.
En el cuarto de junto, el cardenal italiano Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, se ayudaba del obispo marroquí Dominique Mambertti, encargado de las Relaciones con los Estados, para dejar claro al Gobierno Federal que la Iglesia quiere una "libertad religiosa" plena en México.
Del otro lado de la mesa, los secretarios de Gobernación, Alejandro Poiré, y Relaciones Exteriores, Patricia Espinosa, escucharon que el Vaticano está interesado en que sucedan dos cosas muy concretas: que se puedan realizar actos de culto en lugares públicos sin necesidad de contar con permisos de la autoridad y que se permita que las Iglesias sean dueñas o concesionarias de estaciones de radio y canales de televisión.
El concepto de "libertad religiosa" que promueve el Vaticano incluye otros puntos que no se plantearon para el caso mexicano: permitir la evangelización en las escuelas públicas y tener capellanes en las filas del Ejército (estos temas no fueron expuestos por la dupla Bertone-Mambertti, pero han sido llevados ante Gobernación por influyentes jerarcas de la Iglesia mexicana).
La respuesta de la administración Calderón fue que estaban totalmente de acuerdo con los planteamientos -culto público y concesiones-, que habían dado pasos en ese camino, pero que eran temas que obligaban a reformas legales en un Congreso sobre el que no tienen control.
La noche siguiente, durante el brindis de la cena de gala que ofreció el Arzobispado de León a obispos de toda América Latina, Bertone insistió en la "libertad religiosa", ahora no sólo frente a Poiré y Espinosa, sino ante el presidente Felipe Calderón que asistió acompañado de su esposa.
La estafeta se la quedan los clérigos mexicanos y el Gobierno Federal.
SACIAMORBOS
Felipe y Andrés fueron los protagonistas. En plena temporada de veda, sus nombres fueron mencionados por un personaje de la mayor relevancia e influencia en un acto público masivo que, además, se difundió ampliamente en estaciones de radio y televisión locales y nacionales, interrumpiendo la programación habitual. El Trife podría sancionarlo como acto anticipado de campaña y soltar multas a Presidencia, Morena, los medios... y el Vaticano porque Felipe y Andrés, así, sin apellido, fueron los protagonistas del fragmento del Evangelio según San Juan que leyó el Papa Benedicto XVI durante la misa de domingo en el Parque Guanajuato Bicentenario.
