El 80 por ciento de los homicidios intencionales cometidos en el país quedó impune en 2010.
Es decir, los responsables no fueron puestos a disposición de los jueces y no se les dictó sentencia condenatoria por el crimen cometido, aseguró Guillermo Zepeda.
Sin embargo, añadió, hay entidades como Chihuahua, Durango, Sinaloa y Guerrero en las que el índice de impunidad supera el 90 por ciento, lo que las sitúa como los estados donde las posibilidades de ser sancionado tras cometer un asesinato son mínimas.
Zepeda, quien es profesor e investigador del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), realizó un estudio para medir el nivel de impunidad de los homicidios intencionales en el país.
Su investigación será publicada en un cuaderno que dará a conocer la organización México Evalúa en los próximos días.
Las entidades que tienen una alta tasa de impunidad, explicó Zepeda, son también las que tienen un elevado número de homicidios, ya que se ven desbordadas por el trabajo y no pueden investigarlos de manera eficiente.
"En algunos estados es evidente que se multiplican los homicidios y no hay la capacidad de respuesta instalada", indicó.
"En Chihuahua, los Ministerios Públicos nos dicen que a veces los fines de semana tienen rezago para las autopsias de tantas ejecuciones que hay. Tienen problemas hasta en lo más elemental para documentar una investigación", indicó.
El miércoles, la PGR dio a conocer que de enero a septiembre del año pasado se registraron en el país 12 mil 903 homicidios vinculados al crimen organizado, que sumados a los 34 mil 612 que ya estaban registrados en la base de datos del Gobierno Federal, dan un total de 47 mil 515 asesinatos atribuibles al narcotráfico.
La expresidenta de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Mireille Roccatti, consideró que, en el caso de las ejecuciones cometidas por el narcotráfico, el nivel de impunidad es aún mayor, pues las autoridades cuentan con menos elementos para realizar las investigaciones.
"Yo diría que (la impunidad) es bastante más. ¿Por qué?, porque son cuerpos abandonados, donde no hay testigos, no hay un autor que reivindique el atentado o el homicidio.
"Tenemos todos esos cuerpos que han ido a aventar en Veracruz, en Guadalajara y en otras partes de la República, que finalmente no sabemos quiénes son, de dónde provienen.
"Por ejemplo, los de Guadalajara, habían señalado que eran narcomenudistas y que entre ellos mismos se habían victimado, y finalmente resultó que los familiares que fueron a reconocer los cadáveres informaron que unos eran herreros y otros tenían actividades que nada que ver con el narcotráfico", indicó.
