Travesía. Indígenas mayas participan en el centro ceremonial de Xcaret.
Con el primer rayo de sol, al filo de las 6:00 de la mañana, cerca de 300 canoeros emprendieron en Bahía Dos Playas, Xcaret, la Travesía Sagrada Maya 2012, rumbo a la Isla de Cozumel, donde llegarán a venerar a la Diosa Ixchel, a quien le pedirán: fertilidad de la tierra, buen clima, salud y continuidad de la vida.
Minutos antes de partir, sacerdotes de la comunidad maya realizaron una ceremonia de bendición y despedida, la cual incluyó además un ritual en el que se le pidió permiso al mar para navegar.
Ante las ovaciones de cientos de personas, que se dieron cita poco antes de las 5:00 de la mañana, el sacerdote de esta legendaria civilización pronunció un discurso de despedida en lengua maya, abriendo pasó a esta milenaria peregrinación, que este año conmemora el inicio de una nueva Era.
Orgullosos del peregrinar, 165 hombres y 103 mujeres suben a sus canoas de madera levantando sus remos en señal de fortaleza, y augurando un pronto encuentro con la deidad prehispánica maya.
En la bahía, miembros de su comunidad, adultos mayores, jóvenes y niños se despiden de estos valientes mensajeros, quienes recorrerán aproximadamente 26 kilómetros a mar abierto, a fin de llegar al oráculo de Ixchel, la diosa de la fertilidad, de la salud, del agua y de la vegetación.
En mar abierto, los canoeros, que desde noviembre comenzaron su entrenamiento para esta recreación, muestran en sus rostros concentración, pero continúan pese a las fuertes oleadas.
Se trata de un evento, en el cual hombres y mujeres de la comunidad quintanarroense escriben la historia contemporánea de la Travesía Sagrada, mostrando al mundo el logro de la disciplina, la actitud, la fe y el trabajo en equipo, cualidad que los mayas dominaban a la perfección.Tras recorrer cinco kilómetros, los mensajeros se miran contentos y bajo una atmósfera de júbilo sonríen y cantan, pues están próximos a su primera parada en la Caletita-Faro Isla, en Cozumel.
En esta tercera parte de la travesía, los isleños y el jefe supremo, Halach Uinic, realizan danzas de bienvenida, de la muerte y del fuego nuevo.
Luego, estos valientes canoeros continúan su peregrinar hasta llegar al Parque Chakanaab, donde visitarán el Santuario de Ixchel, quien les entregará un mensaje por boca de su oráculo.
Es aquí, donde jóvenes mujeres también solicitan favores como la fertilidad. Esta muestra de gratitud, que a su vez rinde tributo a Ixchel, mantiene sus orígenes en el periodo posclásico
PARTE DE LA COSMOGONíA
Las aventuras del pequeño gran dzul "príncipe", quien emprende una travesía para probar que puede ser un digno representante del pueblo maya, son narradas en el libro "La travesía de los maya", de José Antonio Flores Farfán.
Se trata de una publicación que tiene como propósito revalorar el patrimonio intangible de esta civilización y contribuir a la recuperación de su lengua, a través de un texto en español y en lengua maya, esta última versión escrita por la lingüista maya Flor Canché Teh.
"La travesía de los maya" da cuenta de uno de los múltiples retos a los que eran llamados príncipes mayas para poder ser un eslabón entre los hombres y los dioses, como legítimos herederos de la divinidad en el mundo terrenal.
Igualmente se expone una visión sobre la simbología divina maya, que se vincula con el sistema de numeración maya, donde cada número está asociado a un dios; así como también al origen femenino de la Luna y su relación amorosa con el inventor de la escritura, Itzamná. Todo esto, apoyado en elementos de su propia iconografía.
Según da cuenta el material, publicado por parque Xcaret en conjunto con el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologia Social (CIESAS), otra manera de poner a prueba a los príncipes era resolviendo acertijos o adivinanzas.
Se dice además que eran los príncipes quienes, todos los días, eran los responsables de recrear el mito del origen del mundo, de ahí, que en el rito de inicio los nuevos gobernantes debían desafiar a los dioses del inframundo, a través de una travesía por las aguas del mar a fin de volver a renacer en el oriente cíclica y eternamente.