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RECETAS PARA LA VIDA

Qué decir cuando no se sabe cómo...

Becky Krinsky e Iliana Berezovsky

Mucha gente no sabe qué decir, comportarse o reaccionar cuando se trata de situaciones tristes, como pérdidas, muerte o serias enfermedades; generalmente hay un sentimiento de incomodidad impide actuar con naturalidad, las palabras no fluyen y la compasión se congela. Es muy incómodo actuar con espontaneidad ante situaciones que surgen de improvisto, son dolorosas y difíciles de manejar. ¿Quién tiene la experiencia para hablarle a una persona querida que está sufriendo? Hay muchas personas que por no saber qué decir, por sentirse incómodos o poco preparados no se les ocurre qué decir o qué hacer. Algunos optan por evadir la situación, se refugian en el silencio, toman distancia y hasta se ausentan. No se dan cuenta que para la persona que sufre es importante el sentirse acompañada, sentir que hay alguien que escucha, que está presente y que los apoya incondicionalmente.

Que dolor tan fuerte sintió Emma cuando supo que la hija de su mejor amiga estaba internada en el hospital y su salud se estaba deteriorando rápidamente, le habían descubierto una enfermedad que pronto la iba a dejar sin vida. Emma lejos, al otro lado del mundo; su amiga del alma sola en el hospital sufriendo, sin nadie que la apoyara, qué desesperación, qué impotencia. Emma se sentía atrapada y muy afligida.

Su marido la observaba a la distancia sin poderse acercar, no sabía cómo, ¿Qué le podría decir? ¿Cómo quitarle ese fuerte dolor? Realmente estaba espantado, se sentía impotente y no sentía que tenía las palabras adecuadas para expresar cuánto lo sentía.

Emma se armó de valor y le comentó acerca de su dolor y su aflicción. Julián su esposo no respondió, se quedó en silencio y comenzó en seguida a buscar algo en la habitación. Emma entonces le preguntó si la había escuchado; Julián respondió afirmativamente con la cabeza, después encogió los hombros y con una voz muy baja le agregó que no sabía qué contestarle, ni tampoco sabía qué hacer. Sin ser grosero la vio indirectamente a los ojos y salió rápidamente de la habitación pretendiendo que tenía prisa por salir a buscar algo que seguramente ni él sabía qué buscaba... todo, con tal de no estar expuesto en una situación que no que sabía cómo manejar.

Las lágrimas de Emma corrían por toda su cara, qué mal la estaba pasando, ella sufría y su marido tan sólo la veía y pretendía estar ocupado. Emma por primera vez en mucho tiempo se sintió sola. A pesar de saber que su esposo la quiere y que entiende, no sabe cómo reaccionar cuando la ve sufrir; cuánto hubiera querido sentir alguna demostración de apoyo, quizá un abrazo en silencio o quizá simplemente escuchar dos simples palabras como: "lo siento".

Lo cierto es que muchas personas no pueden manejar las situaciones difíciles, prefieren huir y evadir esos momentos incómodos, sin darse cuenta que al callar y alejarse tristemente mandan un mensaje equivocado.

La receta

Valor para hablar con el corazón

Ingredientes:

2 tazas de iniciativa

2 manojos de valor

4 rodajas de responsabilidad

1 cucharada grande de sensibilidad

1 pieza de paciencia y tolerancia grande

1 pizca de comprensión

Condimentos:

Tiempo, empatía y realidad.

Precaución: Es fácil renunciar a la responsabilidad y el compromiso moral por el miedo de no saber cómo enfrentar la situación ya que la incomodidad paraliza hasta las mejores intenciones.

Modo de preparación:

1. Tú siempre puedes hacer la diferencia. Una sonrisa, una mirada o simplemente tiempo en silencio compartido puede ayudar a confortar a cualquier persona que sufre. No es necesario tratar de llenar el silencio y el vacío que siente la persona que tiene una pérdida, pero siempre se puede prestar un oído, acercar un hombro u ofrecer un abrazo, con simples acciones se puede acompañar y restablecer el ánimo de cualquiera.

2. Cada persona reacciona distinto, hay que saber respetar los tiempos de cada quien. Posiblemente lo que uno considere adecuado o necesario puede ser que sea molesto e intolerable para otros, cuando uno va acompañar o a dar ánimos a una persona que tiene rota el alma, hay que recordar que la persona que importa es el que sufre, la atención y la comprensión siempre se centran en él, nunca en nosotros.

3. Todos en algún momento de la vida pasamos tragos amargos. El paso diario de la vida nos ofrece gran variedad de experiencias; algunas dulces y algunas fuertes y difíciles así que de alguna manera todos hemos probado el dolor, y sabemos que una persona querida con una disposición abierta y honesta al igual que el paso del tiempo, puede hacer sentir mejor.

"Nadie puede remplazar el dolor que causa una gran pérdida, sin embargo qué triste sería que por sentir miedo o incomodidad dejemos sola a la persona querida".

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