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Recetas para la vida

Es más fácil ver los errores de los demás

BeckyKrinsky e Ileana Berezovski

Los compañeros de escuela de mi hijo son una mala influencia

Es más fácil y cómodo culpar a otros que admitir los errores y las acciones propias que están equivocadas; ni hablar cuando se trata de nuestros hijos, ellos son buenos, inteligentes y si hacen mal es sólo porque otro lo forzó, nuestros hijos son especiales. Generalmente cuando vemos a un niño llorar o lastimado nuestro primer instinto es buscar siempre un malhechor, encontrar una causa injustificada, pensar en alguien otro que no es nuestro hijo es el mal portado, agresivo, pegón y molesto o alguien que alborota a todos los estudiantes, nuestros hijos son bien portados y jamás hacen daño. Puede ser, ¿por qué no? Pero a decir verdad, también puede ser posible que ni todos los otros sean tan malos, ni sólo los nuestros sean tan buenitos. No juzgar, tener compasión y prudencia, ser respetuoso no sólo son ingredientes para poder ser una buena persona, son valores esenciales que todo padre debe de enseñarle a sus hijos para que puedan sobrevivir y desarrollarse en el mundo de hoy.

Daniel es un muchacho chaparrito, simpático y activo, tiene buenas intenciones, hay veces que sus comentarios son sarcásticos y un poco molestos.

Cuando molesta insiste que es sólo una broma, pero cuando alguien le hace lo mismo… inmediatamente lo reporta a los profesores. Si alguien trata un trabajo muy bien presentado a la clase corre a revisarlo y busca inmediatamente un error, como siempre lo hace con su sonrisa pícara y es tan pequeñito, pareciera casi como una linda mascota incapaz de lastimar.

Hace unos días jugaron en un torneo de basquetbol, Tony uno de los muchachos más altos del equipo, decidió pasarse de gracioso, cuando estaba a punto de meter una canasta, se sintió un jugador profesional y tiró la pelota por detrás como si estuviera haciendo una demostración, como era de esperarse el punto que necesitaban para empatar, lo perdieron.

Daniel rápidamente y sin pensarlo se le acercó y le reclamó de una forma muy agresiva e hiriente, Tony por defenderse le dijo que se había equivocado y se defendió como cualquier adolescente lo haría le contestó en el mismo tono que él le habló, “tú también has fallado algunos tiros, eres un niño mimado” no pasó un minuto cuando Daniel estaba llorando desconsolado todo el gimnasio se preocupó, ya que nadie había visto cómo Daniel había ofendido a Tony, por supuesto que todos pensaron que este grandulón había lastimado al pequeño simpático y travieso de Daniel.

La mamá de Daniel furiosa comentó a las otras madres del equipo como Tony era una mala influencia. Ella, sin saber que su hijo había iniciado la riña. Tampoco sabía que él había escrito una petición para expulsar al hijo de su amiga, o que molestaba por debajo de la mesa a los demás y después él parecía un santo.

www.recetasparalavida.com

La Receta

Concentrándose en uno mismo más que en los demás

Ingredientes:

2 tazas de humildad

1 taza de reconocimiento

1 cucharada de buena actitud y ojo benévolo

2 rebanadas pequeñas de introspección

3 gotas de valor para aceptar los propios errores

Condimentos:

Perspectiva, realismo y flexibilidad.

Recomendación del chef: Concéntrate en encontrar y trabajar en tus propias fallas antes de buscar la de los demás.

Modo de preparación:

1. Aceptar los propios errores conduce a mejorarlos y por lo tanto a crecer. Estar al pendiente de lo que hacen los demás, buscar errores y criticar constantemente sólo crea enemigos, alimenta la soberbia y tristemente y evita concentrarse en uno mismo lo que conduce a perder oportunidades para desarrollarse.

2. Cada persona es valiosa y tiene algo bueno que aportar. Cuando uno se concentra en los atributos y cualidades propias y de los demás, crea un mundo positivo, ligero y tranquilo. El que busca lo bueno lo encuentra, sin embargo el que espera hallar lo negativo también lo obtiene; desafortunadamente, esto último se contagia y se perpetúa.

3. Los mensajes son más importantes que los eventos que se desarrollan. Quizá hay actitudes inadecuadas y molestas que pueden causar incomodidad o malestar, sin embargo cuando uno se puede concentrar en el mensaje (respeto, amistad, cooperación, armonía) la fuerza del malestar se diluye y se disminuye.

“Aquéllos que siempre se lavan las manos, echándoles la culpa a los demás, sólo engrandecen su egoísmo y pierden las mejores oportunidades para hacer los cambios necesarios para mejorar su vida”.

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El Talmud tiene un hermoso relato de Eliazar Bendura, un comerciante que siempre llevó una vida llena de superficialidades y sin sentido cuando se ve confrontado a cambiar, corre a culpar a todos los que le rodean, poner pretextos y justificaciones por sus bajas acciones y al ver que no obtiene resultados llora con todo su corazón hasta el punto que su alma sale de su cuerpo. Finalmente deja la autocompasión y llora con un sincero y profundo arrepentimiento. Así obtuvo su lugar en el mundo venidero.

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