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Reclamo ciudadano

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LUIS FERNANDO SALAZAR WOOLFOLK

La manifestación ciudadana celebrada el día de ayer en la Plaza de Armas frente a la Presidencia Municipal, a convocatoria de Coparmex Laguna, fue un ejercicio cívico de los derecho de reunión y petición frente a la autoridad, digno de ser comentado.

Lo anterior porque en los últimos seis años, los ciudadanos de Torreón y en general el Estado de Coahuila, hemos padecido la mengua de nuestros derechos públicos fundamentales, frente a un régimen cuyo creciente autoritarismo, corre aparejado a la actividad impune de diversas formas delictivas ocasionales u organizadas, que inhibe la participación cívica y limita el acceso a los espacios públicos.

La convocatoria lanzada por el sindicato empresarial que se caracteriza por su independencia frente al gobierno, fue atendida no sólo por empresarios sino por diversos protagonistas de nuestra vida pública, entre los que se encuentran propietarios de colegios particulares, líderes de colonias de estratos económicos contrastantes, dirigentes de organizaciones asistenciales no gubernamentales, agrupaciones cívicas, organizaciones de lucha social, promotores del respeto a los derechos humanos, etcétera.

En función de lo abigarrado de la concurrencia, la manifestación ofreció la frescura de la espontaneidad, aunque adoleció de la suficiente coherencia que demanda la seriedad de los temas que fueron tratados, todos ellos interpelando al presidente municipal Eduardo Olmos Castro, en virtud de una larga lista de demandas relativas a prácticamente todos los rubros de su administración: Seguridad pública, alumbrado público, suministro de agua, pavimento, obra pública deficiente e inconclusa, falta de apoyo al empleo, falta de infraestructura para las fuentes de trabajo, etcétera y por añadidura, reclamos de proveedores a los que la falta de pago de los compromisos de los gobiernos estatal y municipal, los ha llevado a la quiebra.

La variedad e importancia de las demandas expresadas en la tribuna por los organizadores del evento y diversas voces que de manera espontánea fueron una a una subiendo a expresar su indignación, amargura e impotencia según cada caso, también contribuyó a la dispersión, ante la imposibilidad de agotar todos los temas.

Desde luego se hicieron presentes los reclamos por la falta de apoyos sociales a los pobres y otros grupos vulnerables, en los que no faltaron interpelaciones relativas al uso de dichos apoyos en función de un calendario electoral, en el que de modo intermitente se dan y se quitan como fuente de votos en favor del partido del presidente municipal.

Las reclamaciones no se limitaron a Eduardo Olmos, sino que se hicieron extensivas al gobernador de Coahuila como responsable de una política general que tiene a la ciudad de Torreón en el peor abandono de toda su historia, y sumido al estado en su conjunto en una deuda que se avizora impagable, hipotecando el futuro de nuestros hijos y nietos.

Desde luego que ni Eduardo Olmos ni ningún otro funcionario de su equipo dieron la cara a los manifestantes, muy de acuerdo a su estilo en virtud del cual ni ven ni escuchan a los gobernados, ni los atienden, ni les dan audiencia y mucho menos les rinden cuentas de nada, ocupados como están en exprimir a los causantes y obtener recursos para sostener su costoso tren de gasto, tanto del aparato administrativo parasitario que han erigido, como de la estructura electoral que los mantiene en el poder en medio de un descontento general.

La manifestación convocada por Coparmex se llevó a cabo en un día cálido y soleado y si los torreonenses nos lo proponemos, puede ser el fin del invierno cívico al que hemos estado sometidos los coahuilenses los últimos seis años. Ojalá sea el inicio de una nueva primavera cívica.

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