Feliz. Pedro asegura que a pesar de todo lo que ha pasado se siente contento de seguir en México.
Pedro Plata se mantiene contemplando la entrada de su negocio de carbón mineral. A sus casi 80 años le vienen las memorias de cuando fue exbracero en Estados Unidos, cuando sólo tenía 15 años y ni siquiera tenía dinero para desayunar por las mañanas.
Hoy su local funciona prácticamente como vivienda para él y su esposa. Debido a las bajas ventas en los últimos años, el carbón mineral ya no puede ser vendido a las empresas fundidoras de la región, únicamente vive de la pensión que el seguro social le deposita de manera mensual.
"Escuché que el Presidente nos pidió perdón a los exbraceros, lo malo es que ni siquiera puedo ir a cobrar y lo único que me queda es esperar en este lugar… aquí vivo tranquilo pero la verdad con muchas necesidades", dice Pedro mientras se sostiene de su andador, a causa de una lesión hace años no puede caminar sin apoyo.
Pedro logró unirse a varios trabajadores mexicanos que se dirigían a la pizca de algodón en un rancho de Nuevo México, ahí comenzaría su aventura como bracero a una corta edad.
Hoy, luego de muchos años de trabajo ha regresado a México, la vida ha cambiado para él.
Problemas
El exbracero asegura que tiene dificultades para realizar sus trámites para que el Gobierno Federal le haga su pago, no tiene Internet ni teléfono para pedir informes.
