Las elecciones del pasado domingo primero de julio fueron, incluso tomando en cuenta la compra-venta de votos que indudablemente contaminó la pureza del ejercicio, una expresión de la libertad de decisión personal de los más de 50 millones de mexicanos que participamos.
El que los candidatos vencedores alcanzaran sus metas de campaña no garantiza, empero, que la Nación que declaraban servir salga siempre ganando. No todas sus intenciones se dirigían a fines tan nobles. Para que la Patria avance por las vías de la Democracia, primero electoral para luego continuar por la participativa, falta que los que formamos la sociedad sepamos y queramos aportar nuestros particulares esfuerzos al bien común. La labor de los políticos es indispensable, pero sólo accesoria.
En el sistema de libertades que defendemos el individuo está insustituiblemente al centro de su propio desarrollo. Como componente de la sociedad tiene derecho a exigir que la autoridad lo apoye en la realización de sus metas personales, que al sumarse a la de todos conforma el éxito y prestigio del conjunto. Las elecciones son una modalidad de esta suma de esfuerzo comunitario cuya eficacia depende de la libertad con que cada voto se exprese personal o colectivamente.
A este propósito, se ha destacado mucho el novedoso papel que las organizaciones civiles han jugado en nuestro reciente proceso electoral. Las redes ciudadanas han roto esquemas de mera comunicación social para llegar a ser un importante segundo frente de acción para partidos políticos, asociaciones, intereses de grupos o hasta de simples individuos pertinaces.
El número de conexiones que conforman el mundo de las mencionadas redes es millonario integrando instituciones y personalidades de todos los campos que creen indispensable el relacionarse con la sociedad, sin distinciones, como jamás lo habían podido hacer. Es precisamente esta misma indiscriminación en el acceso y en el destinatario lo que da fuerza, pero a la vez a veces resta sentido constructivo al fenómeno de las redes.
El nuevo horizonte de comunicación que se extiende por todo el mundo de las relaciones sociales y políticas comprueba su poder no sólo en la comunicación de ideas. Las grandes concentraciones, cientos de miles de manifestantes, en varias capitales y ciudades importantes se han dado con una espontaneidad, las convocatorias antes imposibles de suscitar han sido históricas valiéndose del internet y celulares.
Este es el reverso de la medalla del preocupante fenómeno de la invasión incontrolada de las nuevas comunicaciones que están dominando todos los escenarios de la sociedad moderna empezando por el familiar.
Instrumentos irresistiblemente atractivos para cientos de millones de personas por todo el mundo, los celulares, "lap-tops" y ahora evolucionadas en "tabletas" que continúan perfeccionándose en ilimitadas metamorfosis, son artefactos que partiendo de su innegable servicio al mundo de la información y los negocios, sustituyen y alteran relaciones intrafamiliares, distorsionan esquemas educativos mientras sirven a esferas de actividad para grupos que, desordados, igual contribuyen que destruyen los propósitos que están a la base del desarrollo equilibrado de la sociedad.
En el curso de las últimas etapas del proceso 2012 aparecieron las redes sociales arriba mencionadas ejerciendo todo su impresionante poder de convocatoria También dejaron ver lo variable que es su uso según el objetivo de quienes las emplean. La Democracia tiene en las redes sociales un instrumento ambivalente del que hay que cuidarse.
La evolución de nuestra democracia ha llegado a una importante coyuntura. El voto emitido por la ciudadanía ya es contado minuciosamente. Las últimas elecciones no dejan duda de que nuestro voto cuenta. Los ejercicios que se emprenden en estos días, aun los que tienen el declarado propósito de anular el proceso del primero de julio, servirán para comprobar y reafirmar la eficacia del aparato organizador y contador de votos que es el IFE.
Hay que asegurar que las redes sociales que ya forman parte de nuestro escenario político contribuyan a nuestro avance en lugar de lastimarlo.
Juliofelipefaesler@yahoo.com