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Redes sociales

Diálogo

YAMIL DARWICH

Los humanos somos gregarios, tendemos a integrarnos a grupos; los líderes los crean y todos elegimos pertenecer a unos u otros, conforme nuestros intereses.

Así nacieron los clubes sociales, en ellos se reúnen con personas que piensan más o menos igual y tienen intereses, al menos parecidos.

Así funcionó el mundo hasta hace unas cuantas decenas de años, momento en que apareció la Internet y con ella la organización de grupos sociales que se agrupan en lo que denominamos redes.

Este acceso a la conectividad humana está moviendo los conceptos elementales de comunicación; si antes decíamos que era el enlace entre un emisor y receptor, con efecto de ida y vuelta, ahora, con las redes sociales de la Internet, quedan cortas tales afirmaciones.

Los estudiosos del fenómeno, dicen que por medio de las redes sociales podemos ser influidos hasta por ocho mil personas que se unieron a nosotros a través de ese medio, en una octava conexión que no pedimos.

Amigos de los amigos, que nos enlazaron por otros que no lo son, pero que ahora forman parte de nuestro grupo de influencia y que nos hacen cambiar las apreciaciones sobre la vida.

Ese efecto multiplicador se realiza en completa libertad, es decir, aceptamos acceder a la red y nadie tiene la capacidad de detener el proceso.

Para el caso de compartir información, como las acciones de violencia, tienen un efecto casi instantáneo y multiplicador. Usted puede saber de una balacera, en el momento en que lee en su teléfono o computadora el mensaje de alguien, que a lo mejor no conoce y que está siendo testigo.

Sin duda es algo maravilloso que ha permitido florecer a la verdad.

Sin embargo, no todo es positivo. También podemos recibir información falsa o distorsionada y, por efectos en el inconsciente, tomarla como verdadera. Esta realidad la conocen perfectamente los mal intencionados que, escondidos en el anonimato, pueden mentir y levantar falsos testimonios sobre personas que es probable que no conozcan o quieren dañar.

James Fowler, investigador de la Universidad de California, se ha dedicado a estudiar el fenómeno de las redes sociales y ha descubierto que se forman rápidamente y hacen que las personas cambien su opinión sobre cotidianidades; tendemos a reunirnos por temas de interés común y en unos cuantos minutos, agregamos amigos de los amigos y amigos de los amigos de los amigos, así hasta ocho veces, creciendo la cadena indefinidamente, incluyendo personas con las que no hay punto de coincidencia o acuerdo. Sin embargo, sus mensajes dejarán en nosotros huellas tan profundas como débiles seamos.

Se han encontrado influencias altamente positivas, por ejemplo, grupos que se animan entre sí para estudiar más o dejar de fumar. Las negativas pueden ser estímulo para probar alcohol o drogas.

Y tampoco hay control en ambos casos. Otros investigadores, han descubierto que el conocimiento de alguna información en particular, puede alcanzarse en la tercera conexión; es decir que, el comunicador comparte el dato con el amigo y la red, automáticamente, lo hace con otro amigo que comparte la información en un tercer enlace, en un continuo eterno.

Algunos malhechores aprovechan esta realidad y logran establecer contacto con menores para pervertirlos, secuestrarlos, extorsionarlos o asesinarlos.

También han encontrado particularidades interesantes, por ejemplo: que ser obeso anima a compartir la red con otros obesos y hace que los nuevos contactados tiendan a la obesidad; igual sucede con el alcohol o las drogas. Luego, las redes sociales mal utilizadas, pueden ser un factor grave para perder la paz y tranquilidad social que viven las personas.

Un dato interesante: en la tercera unión de la cadena, cuando termina el efecto multiplicador, dará la oportunidad a que hasta ocho mil personas conozcan la información que salió de una amiguita a otra y si se trató de confidencias, éstas llegan a ser del dominio público rápidamente.

Sumando y restando, las redes sociales han venido a beneficiar a la humanidad en cuestión de comunicación y compartir información; en la actualidad, el recurso, administrado responsablemente, permite localizar a personas extraviadas en cuestión de minutos u horas, encontrar al donante de órganos y salvar una vida, o activar alarmas de emergencia. Ya hay agrupaciones que se encargan de ello, como Alerta Amber, que a nivel nacional busca personas desaparecidas o Agenda Ciudadana, que atiende problemática ecológica y social.

Las redes sociales están presentes y tienden al crecimiento exponencial; son una realidad que nadie puede detener; lo importante: saber utilizarlas y limitar su efecto en extensión; eso nos corresponde a nosotros, utilizando los candados y passwords que nos ofrecen los mismos servidores.

Considere que no incluirse en esas redes, significa dar ventajas que pueden ser decisivas en términos de información útil para la vida laboral, familiar o social. Usted: ¿cómo maneja las redes sociales?

ydarwich@ual.mx

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