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Reflexiones

JULIO FAESLER

La tregua publicitaria nos beneficia este fin de semana y permite algunas reflexiones para aquilatar, en el marco de los últimos seis años las campañas y propuestas de los partidos y sus candidatos.

Seis años durante los cuales los dos partidos de oposición se unieron para trabar importantes reformas estructurales propuestas por el Gobierno y que al país urgían y que cuyas aprobaciones ahora aparecen, para ganar votos, como ofertas de sus campañas.

Seis años en que el Gobierno con los elementos de que disponía se enfrentó, como jamás se había hecho, a las mafias de todo tipo, narcotraficantes, secuestradores, traficantes de personas, expoliadores de migrantes centroamericanos, extorsionadores de ganaderos, agricultores, comerciantes e industriales.

Seis años, mismos en que los medios dieron más publicidad a los miles de muertos que cayeron, la mayoría víctimas del negocio narco, que a los decomisos de cientos de toneladas de drogas en todas sus formas y la captura sistemática de capos o a la creación y organización de la policía federal que faltaba.

Seis años en que ha imperado la imagen reduccionista del combate al crimen organizado y las víctimas de los ajustes de cuentas de los mafiosos sobre el hecho de que está por fin bajando el índices de violencia. Ninguno de los candidatos a la oposición ha ofrecido alternativas a ese combate.

Seis años en que los medios prefirieron ahondar la imagen de México como tierra de violencias, en lugar de difundir que el mejoramiento en las condiciones económicas fue mejor que las de los países más industrializados que germinaron la crisis mundial más fuerte de la posguerra,

Seis años al final de los cuales empezaron a registrarse alivios en los índices de pobreza, comenzó a revertirse el proceso de desempleo, se instauró el seguro popular y se extendió masivamente el crédito a la vivienda, se controló la inflación y aumentó el comercio exterior; llegaron nuestras reservas a niveles históricos y nuestro país reemprendió el camino del crecimiento.

Seis años que, pese al ansia de consolidar la democracia como manera de vida en nuestro país, al grito de "al diablo con las instituciones" uno de los partidos de oposición emprendió su campaña sistemática de desprestigio y debilitamiento del IFE. Ese partido renueva su intencionado cuestionamiento de la calidad y validez del conteo rápido y del PREP y que anunciarán los resultados de las elecciones.

Seis años de machacar por parte de uno de los candidatos que sólo su triunfo valdrá y que cualquiera derrota indicará un fraude que el pueblo, que ha encendido en resentimientos y desconfianzas, no tolerará. La combativa insistencia nos previene de las manifestaciones, disturbios y violencias que pueden desatarse en ciudades importantes de la República y de las que en estos días se dan muestras. Mientras tanto su candidato, a sabiendas de ello, firma pactos de civilidad.

Seis años en que el otro partido de oposición, desde hace más de tres años, ha usado las estrategias mediáticas, particularmente de la televisión para construir una imagen modernizada de sus relación con el pueblo. El mismo lapso ha servido, empero, para que muchos recuerden los métodos que caracterizaron sus largas décadas en el poder y que fueron las que le merecieron el rechazo general hace 12 años.

Sin alternativas fundamentalmente distintas a los programas emprendidos por el gobierno que no cesa de censurar, deja entender que continuará en gran parte la ruta vigente salvo, en lo que al combate al crimen organizado se refiere. Aquí deja entender que paliará su estrategia. Para el votante joven no es atractivo.

El tema del voto útil o el anulado viene a cuento. Al respecto, la ausencia o anulación del voto contradice todo el sentido y propósito democrático. La participación en la política es no sólo un derecho-deber del ciudadano sino el eslabón más directo para incidir en las decisiones públicas que enmarcan, aunque se quiera negar, gran parte de su vida de la persona en su sociedad, en su trabajo y hasta en su relación familiar. Quien deplore que la política esté contaminada de corrupción y por ello se aleja de ella, tendrá que admitir que cualquiera otra actividad es igualmente vulnerable. Toda acción es corrompible. Depende de uno.

Seis años más pasarán entes de que tengamos la siguiente oportunidad para cambiar de Presidente de la República y de miembros del Congreso. No hay que dejarla pasar.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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