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Refundación y ruptura

En tres patadas

DIEGO PETERSEN FARAH

 R Efundar es una palabra grandota. Cuando se habla de refundar al PAN y el PRD tras el fracaso electoral del 1 de julio no todos parecen entender lo mismo. Según la misma Real Academia por refundar se puede entender revisar la marcha de una institución para volver a sus principios originales o bien adaptar estos a los nuevos tiempos. En la práctica, lo que suele entenderse por refundar una institución es algo más parecido a hacer la sopa en el dominó, batir las fichas para buscar mejor suerte en el nuevo reparto. Los que buscan la refundación son los que están fuera del poder, que son quienes además de refundar quieren sacrificar al líder derrotado.

¿Tiene sentido para el PAN "volver a los principios originales"? En una parte sí. Recuperar la idea de una partido de ciudadanos movilizados en función de una proyecto de país sigue siendo válido y necesario. Pero volver a los principios de doctrina de Manuel Gómez Morín, Adolfo Christleb Ibarrola o Efraín González Luna puede ser inspirador, pero no redentor. Dicho de otra manera, regresar a los fundadores sin entender la diferencia entre la función de un partido de oposición en un régimen de partido único y uno en la democracia puede arrastrarlos a una desgaste lleno de discusiones estériles. El PAN dejará de ser pronto del partido en el gobierno, pero seguirá siendo un partido con responsabilidades de gobierno. Lo que tiene que repensar el PAN es qué partido se necesita para gobernar, pues parte importante de su fracaso en el gobierno es que llegaron al poder, pero mantuvieron la lógica de un partido de oposición.

Algo muy similar le ocurrirá al PRD que tiene que tomar la decisión de refundirse con Andrés Manuel o refundarse sin él. Hay en este momento tres fuerzas reales en la izquierda mexicana: la lopezobradoristas, la de los Chuchos, que mantienen la dirigencia del partido, y la de Ebrard-Camacho, que tiene buena parte de la estructura del DF. Mantener juntos a los tres es misión imposible. La tensiones entre los seguidores y la estructura de Andrés Manuel con la dirigencia del PRD llegó a niveles de ruptura. La pregunta es a qué lado de la izquierda se inclinarán Camacho y Ebrard, y por lo tanto en qué lógica se refunda la izquierda: en la de los principios revolucionarios del PRI de los sesenta y setenta o en la de la lógica de la izquierda en el poder, más pragmática y eficiente.

En ambos casos la refundación implica rupturas: el PAN con la extrema derecha que le ayudó a llegar al poder pero que hoy se volvió un lastre, y el PRD con Andrés Manuel y su carisma controlador. Entre más tarden en arrancar los procesos más dolorosos y costosos serán.

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