Especialistas señalan que la fatiga crónica discapacitante afecta más a los adolescentes que sufren o han sufrido adversidades familiares. INGIMAGE
La fatiga crónica discapacitante es más común en adolescentes con familias que sufrieron alguna adversidad y es un padecimiento que no es reportado con frecuencia en los centros de atención médica, según conclusiones de investigadores pediátricos.
El estudio “La fatiga crónica discapacitante a los 13 años y su asociación con la adversidad familiar”, a cargo de Esther Crawley, de la Escuela de Medicina Comunitaria y Social de la Universidad de Bristol, Reino Unido, que se difunde en la revista Pediatrics, recurrió al análisis de una muestra nacional de 10 mil un niños.
De ellos, cinco mil 657 menores con una edad promedio de 13 años reunieron características de fatiga crónica discapacitante, un cansancio reportado por las madres que ha durado por tres o más de seis meses.
El padecimiento genera ausentismo escolar, disminución de la participación en aficiones, deportes y actividades de ocio.
En tanto, la adversidad familiar se definió mediante 14 preguntas referentes a la vivienda, la educación, las relaciones sociales y la salud materna, evaluados prospectivamente desde el nacimiento.
De los adolescentes examinados que se habían cansado durante el último mes en la investigación, el análisis encontró a 117 que tenían fatiga crónica discapacitante de tres meses y 53 menores de hasta seis meses, con un incremento de la misma, y en ninguno de los casos hubo diferencias por género.
El riesgo de fatiga crónica discapacitante tuvo una puntuación mayor por la adversidad en la familia. En la muestra, sólo en 36 de los niños que padecieron la enfermedad se había consultado a un médico acerca de su fatiga.