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“Renovarse o morir”

SEXUALIDAD

“Renovarse o morir”

“Renovarse o morir”

Psicólogo Sexólogo Silvestre Faya

La convivencia entre padres e hijos ha cambiado en varios sentidos, pero aún hay muchas familias para quienes hablar de sexo es un tabú; la educación sexual en casa no existe pues los papás repiten el mismo sistema de no hablar/fingir que ellos vivieron con sus progenitores. Renovarse o morir en ese aspecto no sólo es deseable, sino vital.

Hoy en día es una realidad que los jovencitos de 12 años en adelante ya escuchan a sus compañeros de escuela hablar sobre la primera relación sexual. En estos agitados tiempos son pocos los adolescentes que llegan a los 16 años sin haber tenido algún tipo de experiencia erótica, desde un simple tocamiento hasta coito. Hay más presión social que antes, se trata de convencer a los jóvenes de que decir “no” al sexo equivale a ser ñoños, aniñados, tontos, antisociales, aburridos. Además, los chicos son bombardeados con material encubierto o manifiestamente pornográfico, donde la apreciación de la sexualidad se muestra usando al otro para darse placer. Así, cada vez son más los noviazgos excluyen la posibilidad de dejar para después la primera vez.

Aunque desde luego hay excepciones, ese es el panorama. Querer manejar el tema del sexo como antes se hacía, es decir dejándolo en manos de la escuela (lo cual siempre fue insuficiente), ya no es admisible. Los papás que aún creen que fingiendo no ver lo que sucede evitarán que aparezcan los embarazos involuntarios o las infecciones venéreas, están equivocados. ¿Qué hacer entonces para ayudarlos a no cometer errores que echen a perder su proyecto de vida?

HABLEMOS CLARO

Lo primero es reconocer que los tiempos han cambiado y los padres también deben hacerlo. Este ritmo vertiginoso exige agilidad en las respuestas. La actitud de los papás frente a la sexualidad debe ser actualizada, informada, veraz, preventiva y propiciadora del desarrollo psicosexual de los descendientes.

Numerosos hombres y mujeres cometen el error de pretender educar sexualmente a sus hijos tal y como ellos lo fueron por sus padres, lo cual en la mayoría de los casos equivale a ‘fingir demencia’, no tocar el tema, al contrario, evitarlo; nada más arriesgado. Ahora para que un adolescente tenga acceso a información distorsionada sólo tiene que dar clic en su computadora o navegar en su teléfono celular. Lo mismo pasa con la pornografía: la rapidez con la que la juventud actual se relaciona con material de este tipo, estimulador de la sexualidad, es más veloz que el pensamiento. Más que el acceso a estos medios, el riesgo está en que se conviertan en las únicas alternativas que los jóvenes tengan para resolver sus dudas; los papás que se evaden y no ofrecen orientación, están expuestos a no saber qué hacer cuando la realidad los sacuda. Si tiene hijos, es urgente que tenga un punto claro: estimular la comunicación con ellos es primordial. Hágales ver que aunque usted sea rebasado por sus preguntas, está dispuesto a acompañarles en el proceso de convertirse en jóvenes adultos.

¿A quién va a importarle más la vida de sus hijos? Entonces ¡espabílese, despierte! Busque el momento propicio para hablarles, indagar sus intereses de relaciones de pareja y amistosas, orientación sexual, masturbación, uso de drogas facilitadoras del sexo y otros temas que puedan llegar a inquietarles; lo ideal sería invitarlos a tener una plática cada que tengan alguna inquietud, incluso pueden establecer cierta frecuencia regular. Piense que si decide esperar a que nazca de ellos presentarle una lista de preguntas, se expone a que otras personas malintencionadas o desinformadas los confundan.

SITUACIONES FRECUENTES

Tratándose de sexualidad hay situaciones a las que a menudo los padres deben enfrentarse sin haber tenido una conversación previa. Cuando ello ocurre, es importante saber cómo encararlas de forma asertiva.

Atrapados ‘en acción’

Un ejemplo común: los esposos llegan más temprano de lo habitual al hogar y encuentran a su hija de 19 años en franco agasajo con el novio. No sabían que la ‘princesa de la casa’ lo recibía a escondidas. Ahora se preguntan si ya habrán sostenido relaciones.

Los jóvenes se informan entre sí quién tiene disponible un lugar para sostener un momento íntimo, el cual puede ir de simples caricias y besos hasta el coito. Padres que trabajan y dejan la llave de la vivienda a sus hijos son víctimas frecuentes de esta situación.

Es esencial hablar con ellos y hacerles ver que deben responsabilizarse de las consecuencias de sus actos. Es preciso aclararles que los sentimientos y sobre todo los impulsos pueden cambiar la historia de su vida. Dialogar sobre la importancia del respeto a su cuerpo y estimularlos a esperar a ser mayores para empezar la etapa de las caricias y experiencias sexuales. No está de más recordarles que a diario se sabe de adolescentes obligados a interrumpir sus metas escolares por un embarazo no deseado.

De masturbación y pornografía

Es común descubrir que un hijo se masturba. ¿Cómo hablar con él o ella al respecto? En primer lugar, no vale mostrarse sorprendidos ni molestos, ni tratarlos como si hicieran algo malo; es de esperarse que las experiencias de autocomplacencia lleguen durante la adolescencia. Los prejuicios alrededor de esta conducta asustan a sus progenitores, quienes temen que su hijo se afecte psicológicamente por tocarse, lo cual no ocurrirá: la masturbación no provoca daño físico ni mental y es importante que los jóvenes lo sepan.

En el mismo contexto, el interés por la pornografía se considera parte de la manera en que muchos van descubriendo la sexualidad. Si encuentra que su hijo o hija guarda revistas o visita páginas web con este tipo de contenido, no lo castigue, más bien dígale que puede recurrir a usted para aclarar sus dudas, sin necesidad de consultar medios que quizá sean poco confiables.

Una orientación distinta

La orientación sexual no es algo que se decida. Sentirse atraído por personas del mismo sexo o del opuesto, es una realidad que debe asumirse. No hace falta esperar a ver si el hijo muestra inclinaciones de tipo gay para hablar con él o ella sobre sus sentimientos, deseos e inquietudes, ni para hacerle ver que siempre se le amará, sin restricciones o cortapisas.

Si su hijo comparte con usted que sus preferencias son homosexuales, es preciso reafirmarle que lo apoyará. Imponerle una etiqueta de enfermo o desviado, sólo lo alejaría. Existen grupos de orientación y apoyo a padres de homosexuales, acuda a ellos, lo más probable es que sea usted quien requiera de asesoría profesional.

Promiscuidad y drogas

Si sospecha o descubre que su hijo tiene relaciones sexuales promiscuas, y que esa conducta se vincula al consumo de alcohol u otra droga, no lo ignore, ni reaccione con gritos y castigos. Antes que otra cosa, hágale saber que lo ama y se preocupa por él, pues consumir sustancias que le provoquen perder el control de sus actos al punto de caer en el llamado ‘sexo casual’, es muy peligroso; explíquele que no solamente quedará vulnerable a un embarazo no planeado y a una enfermedad venérea, su integridad emocional y física estarán en juego. Lo siguiente es buscar asesoría profesional médico-psicosexual, y separar al joven del medio ambiente que le facilita la conducta sexual promiscua y el abuso de drogas.

ÚLTIMAS PALABRAS

Cada padre de familia precisa capacitarse para ayudar a sus descendientes a convertirse en adultos maduros y responsables de su sexualidad. Existen situaciones que se pueden prevenir y otras que se tienen que aceptar.

En cualquier caso, los papás responsables y eficientes se preparan para brindar una educación que contribuya al desarrollo y madurez de sus hijos. Los tiempos han cambiado, la manera de abordar la sexualidad en el hogar también debe ajustarse cuanto antes.

www.sexologosilvestrefaya.com

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