El cofundador de Médicos Sin Fronteras, Jacques Berés, en su participación en el debate 'Masacre en Siria: testimonios de víctimas'. EFE
El cofundador de Médicos sin Fronteras, el cirujano francés que ayudó a salvar a cientos de sirios en Homs, Jacques Berés, estimó que el número de muertos en Siria asciende al menos a 12 mil y calificó la tragedia como “asesinato masivo”.
En declaraciones a Notimex en el marco de la Cumbre de Derechos Humanos que se lleva a cabo en Ginebra, Suiza, Béres estimó que “al menos han muerto 12 mil personas en Siria” tras la ofensiva del ejército de Bashar al Assad contra su propio pueblo.
La cifra que se maneja de ocho mil 500 es “ridícula”, afirmó Berés, “esa es la cifra que se estimó hace 10 días o más (...) yo calculo que al menos son unos 12 mil muertos ya, además de los muertos de las fuerzas armadas”.
Berés calificó la tragedia en Siria como “asesinato masivo” y comparó la situación con la del conflicto en la República de Chechenia en Rusia, atacada por las fuerzas de Moscú en el momento más violento de la guerra hacia fines de la década de 1990.
“Demasiados cuerpos, un verdadero infierno, era un asesinato masivo y debe decirse así, totalmente injusto e injustificable”, dijo Berés con la voz quebrada y visiblemente emocionado por la situación a la que se han enfrentado miles de civiles sirios.
“Todos los muertos y los heridos que yo atendí eran sirios, gente del mismo pueblo, gente conocida, el hijo de alguien, el hermano de alguien, no es cierto que haya terroristas”, afirmó Berés.
Negó de manera tajante la presencia de miembros de la red Al Qaeda o de algún otro grupo terrorista entre los heridos o muertos, eso es lo que dice el gobierno sirio para escapar a la justicia internacional.
Tampoco es cierto que haya minas dentro de Baba Amro, ciudad de Homs, y que estén desminando la zona, subrayó.
Este martes, Human Rights Watch denunció que las minas que se han encontrado son las de origen soviético-ruso sembradas por el ejército sirio en las fronteras de Líbano y Turquía para impedir que los civiles y rebeldes puedan huir.
Consideró que el gobierno de Bashar al Assad está “dando largas” a la comunidad internacional con las negociaciones con Naciones Unidas (ONU) y la “guerra diplomática” entre sus miembros para dar tiempo a que el ejército pueda terminar su trabajo y limpiar las calles de opositores.
“Lo que pasó en Homs lo van a usar como un ejemplo para asustar a todos los demás”, afirmó Berés, quien adelantó que intentará regresar a Siria para ayudar a los heridos en Idlib.
Ante disidentes y defensores de derechos humanos, Berés recordó como entró de manera ilegal a Siria hasta llegar a Homs, muy cerca del barrio de Baba Amro, ayudado por una organización no gubernamental musulmana, ya que MSF no manda a sus médicos a lugares de manera ilegal ni a sitios en que su seguridad no esté garantizada.
Ahí, en medio de continuos ataques con morteros, improvisó un hospital en una residencia privada a la que traían a los heridos que “con trabajo podían meter por la pequeña puerta de la casa”.
Calculó que operó a unos 89 sirios en 21 días y lamentó que muchos de ellos murieron en la mesa y que muchos otros hubieran podido salvarse bajo las condiciones normales de un hospital.
La cocina y el baño quedaban lejos del cuarto de operación, lo que complicaba un poco las cosas, narró Berés.
Pero “el mayor problema de todos era la falta de agua y electricidad”, por tanto las condiciones de higiene eran “deplorables” y había problemas para el funcionamiento de los respiradores y un sinfín de problemas más, agregó.
“Este conflicto debe resolverse pacíficamente y Assad debe ser llevado a prisión -valoró el famoso cirujano de guerra-, pero cómo llegar a esto, es complicado”.
“La moral de los sirios es muy alta, fue muy duro estar ahí (...) la resistencia siria tiene derecho a la libertad”, reconoció Berés, quien llamó a la comunidad internacional a “hacer todo” por detener al ejército sirio.
