Las fuerzas de seguridad de Bahrein reprimieron hoy con gases lacrimógenos, balas de goma y granadas de aturdimiento a miles de manifestantes que conmemoraban el primer aniversario del inicio de las protestas contra el régimen monárquico.
La policía, desplegada en las principales avenidas de Manama, dispersó a los manifestantes que intentaban acercarse a la Plaza de la Perla, símbolo de la revuelta popular de hace un año demandaba reformas democráticas, libertadas políticas y derechos para la mayoría chiíta.
Varios manifestantes, incluidas mujeres, fueron detenidas por los agentes policiacos que desde tempranas horas de este martes fueron desplegados en torno a la Plaza de la Perla, según testigos citados por medios árabes.
A pesar del fuerte dispositivo de seguridad, algunos de los jóvenes manifestantes, provenientes de los poblados chiítas de los alrededores de Manama, lograron llegar hasta unos 500 metros de la Plaza de la Perla.
“Abajo el rey Hamad”, gritaban los jóvenes, algunos de los cuales vestían un sudario blanco para manifestar su disposición al martirio.
Los manifestantes acudieron al llamado de la coalición “Jóvenes del 14 de febrero””, grupo radical que utiliza las redes sociales para sus movilizaciones.
Poco después, el rey de Bahrein, Hamad Bin Isa Al Khalifa, pronunció un discurso, en el que omitió hablar sobre el primer aniversario de las protestas, pero llamó a la “cohesión” entre las comunidades chiíta y sunita.
“El proceso de reformas, de desarrollo y de modernización de nuestro país continuará con una participación popular más amplia, que se expresará mediante una Asamblea elegida para ejercer su papel de control sobre la acción del gobierno”, prometió.
El gobierno bahreiní ha asegurado que está cumpliendo sus compromisos de introducir reformas políticas y frenar la violencia policial, como sugirió una comisión que investigó y criticó la brutalidad de febrero y marzo de 2011, cuando murieron 35 manifestantes.
Sin embargo, grupos chiítas afirman que las autoridades no hacen lo suficiente y por ello justificaron la movilización conmemorativa para reclamar el fin de la monarquía absoluta o, cuando menos, profundas reformas democráticas.
La oposición, integrada mayoritariamente por grupos chiítas, exige la transformación del reino en una monarquía constitucional en la que el Parlamento elegido por el pueblo nombre al gobierno, algo que rechaza la Casa Real sunita.